domingo, 18 de enero de 2009

Año nuevo, blog nuevo.

Comienza un nuevo año, y con él mi propósito de sacar adelante un blog.
Lo considero como una oportunidad para plasmar por escrito mi interés y opinión sobre temas de actualidad, literatura. cina, música, viajes…
Al plantearme un título, pensé que Quartier Latin es el perfecto para definir todo lo que aquí quiero contar.


Quartier Latin, el “Barrio Latino” parisino es símbolo de la bohemia francesa, y seguramente, uno de los más atrayentes para los turistas junto con Montmartre y la inevitable visita y “escalada” a la Torre Eiffel.
Pero el Barrio Latino es mucho más. Es el barrio universitario por excelencia. En su corazón alberga la sede de la Universidad de la Sorbona.
Tuve la oportunidad complementar mis estudios universitarios con varias estancias para realizar distintos cursos en la Sorbona. Además de vivir en la emblemática Rue des Écoles, donde también se encuentra la Universidad.


Para una estudiante de letras, amante del arte en cualquiera de sus manifestaciones, conocer las entrañas del quartier es un acontecimiento inefable. Poder pasar horas recorriendo las numerosas librerías de viejo; pasear y descansar en los jardines de Luxemburgo; las escapadas nocturnas a algún club de jazz; o acabar una tarde en cualquiera de las pequeñas salas de cine que se agolpan en la rue des Écoles es todo un placer.
Definitivamente, el Barrio Latino es una especie de cajón de sastre que contiene retazos de la historia parisina desde los orígenes de la ciudad, de la cultura francesa, y por supuesto, de la europea.


París es la ciudad de la luz, y de los sentidos. Nada hay que deje impasible al visitante. Ofrece una frivolidad que en ocasiones resulta irresistible. Invita al consumo a todos los niveles.
Pero también a la contemplación de la belleza, que inevitablemente lleva a salir de uno mismo.
Sí, París es belleza, arte y cultura, pero es algo más, que viene de lejos. Antes del glamour de la Bruni; antes de Chanel; antes de mayo del 68; antes de Voltaire, Diderot, Rousseau.
Lo recordaba
Benedicto XVI el pasado 12 de septiembre en París ante los representantes del mundo de la cultura en el colegio de los Bernardinos. A partir del siglo XII un grupo de monjes convierten ese emblemático lugar, casi sin pretenderlo en foco de la cultura europea, que poco a poco irá dejando paso a las universidades. En palabras del santo Padre: “Su objetivo era Quaerere Deum, buscar a Dios. En la confusión de un tiempo en que nada parecía quedar en pie, los monjes querían dedicarse a lo esencial: trabajar con tesón por dar con lo que vale y permanece siempre, encontrar la misma Vida. buscaban a Dios. Querían pasar de los secundario a lo esencial, a lo que es solo verdaderamente importante y fiable.”


Hoy, a la vuelta de los siglos, y en medio del fragor humano, las palabras del Papa adquieren especial relevancia. Espoleada por ellas pretendo contar aquí mi visión del mundo que me rodea, la visión de una joven católica convencida de que la cultura sin Dios, supone la capitulación de la razón.

5 comentarios:

  1. que bonito te ha quedado el blog, me alegra verlo por fin colgado, besitos.

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  2. Gracias, hermanito. El tuyo también ha quedado muy bien.
    Besos.

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  3. Te ha quedado genial!! Me encanta esa foto!!! :)

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  4. Sí, la foto es genial.No es mía.
    Gracias por el apoyo.

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  5. ¡QUÉ CHULO! Enhorabuena, Pilar. Me gusta una barbaridad.

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