jueves, 23 de julio de 2009

Alegres



“Junto al segundo pilar del coro, a la derecha del lado de la sacristía». Recuerda el lugar con toda exactitud años después. En un día de Navidad, Paul Claudel tuvo una experiencia que transformó su vida. Fue una iluminación instantánea que le abrió rotundamente, a él que se movía en la increencia, a una fe confiada. La razón que le impulsó a creer, fue así de sencilla: «Las gentes que creen son felices». No tuvo necesidad de romper ninguna estructura del positivismo que le encerraba. Simplemente la abandonó; se salió de ella.

Dejar transparentar la alegría –segundo fruto del espíritu que posee quien vive en la fe– sigue siendo hoy un gran testimonio. De modo semejante a cómo la luz brilla más en la oscuridad nocturna, la alegría es más notoria en un ambiente de tedio, miedo o mal humor. La alegría es el talante de quien vive gozosamente, con profundidad cristiana las alegrías, pacientemente las dificultades, esperanzadamente el dolor, estribando esa alegría en su confianza en Dios: es la fe hecha vida.

En el extremo opuesto están los que se sienten avergonzados o acomplejados de transparentar la fe en su vida ante el ateo o el agnóstico, como si en algo le superaran en cuanto tales. Una u otra postura tienen mucho que ver con la profundidad y tensión en la vida interior: la del Espíritu en nuestra alma. En una conciencia creyente, pero donde la imagen de Dios es oscurecida o mutilada, no hay capacidad de provocar el interrogante, desde la alegría existencial, a quien se debate en la increencia.

Por el Card. Ricardo Mª CARLES en www.larazon.es

4 comentarios:

  1. Y es que ser felices va más allá de sonreir...es un proceso largo y costoso.
    Me quedo con la cita ¡muy acertada!

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  2. Creo que una persona es feliz cuando ve claro lo que Dios quiere de ella,lo asume y va a por ello. Tener la seguridad de que se está haciendo lo que hay que hacer, tiene como consecuencia la alegría profunda.
    Efectivamente, es un proceso largo y costoso, estoy de acuerdo.
    ¡Un abrazo!

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  3. Ayer te escribí en este post. Supongo que no te ha llegado o lo has suprimido. Te decía que creo estoy aún en los del polo opuesto. Acabar con el hombre viejo cuesta. Ejemplos cmo el tuyo son los que nos animan a vencerlo.
    Un abrazo

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  4. Ángel, perdona, pero no me llegó tu post. No suelo borrar ningún post. A no ser que sea alguno ofensivo,cosa que aún no ha pasado.

    Gracias por tus palabras.
    ¡Saludos!

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