sábado, 12 de diciembre de 2009

El tesoro de la confesión

Siempre me ha resultado llamativo la frivolidad de las conversaciones que se pueden escuchar en la cafetería, en la peluquería, en el metro... En definitiva, la poca vergüenza con que se cuentan "las vergüenzas".
Por otro lado, también me sorprende la seguridad aplastante con la que muchos afirman que el pecado no existe. O que los niños y los ancianos no se tienen que confesar porque no tienen pecados.
Así una puede ver en Misa a mucha gente comulgando y a poca o ninguna confesando. Seguramente, lo hacen por ignorancia. Es verdad que hacer examen de conciencia, ponerse de rodillas en el confesionario y contarle al sacerdote tus miserias, cuesta lo suyo. Pero cuando sabes que es el mismo Dios el que te escucha, y el que te perdona, la paz con la que te vas del confesionario, hace que valga la pena.

Me ha gustado este vídeo, que lo explica muy bien:


5 comentarios:

  1. Hace años un misionero centroeuropeo vino invitado a comer a casa, era un hombre con una conversación muy atrayente, mis hijos mayores, por entonces adolescentes, estaban extasiados, hablamos de muchas cosas entre ellas de la confesión, me machacó toda la catequesis que estaba haciendo con mis hijos porque les dijo que bastaba la confesión directa con Dios; le pregunte como decía eso siendo católico y me respondió que en centroeuropa ya poca gente se confiesa. Desde entonces decidí apoyar aún más al Centro Académico Romano porque si los pastores se pierden las ovejas no encontraran el camino.
    Besos

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  2. He vivido cosas parecidas a lo que cuentas, Mª Jesús. Mi madre también tenía que "reeducarnos" después de cada clase de religión en el colegio. Es una pena, pero hay que rezar mucho por los sacerdotes y religiosos. Para que sean fieles y valoren los sacramentos.
    Un abrazo.

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  3. Estoy convencido de que el sacramento de la confesión está renaciendo. No hay poca gente que se confiesa, sino falta de confesores en el confesionario y aliento para hacerlo desde el púlpito. Gracias a Dios, veo ya a muchos sacerdotes valorando de verdad el sacramento. Un beso fuerte

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  4. .
    No se me había ocurrido que alguien dijera, sin más, que el pecado no existe.

    Si es el caso, permítame aportar dos argumentos:

    a) Si existe la libertad, existe el pecado.
    El pecado es el error peculiar de la libertad... si somos libres, podemos equivocarnos por nuestra culpa.

    b) Si existe Dios, existe el pecado, que es el alejamiento culpable de Dios, la desobediencia a su voluntad, queriéndolo.

    Atentamente,
    Joseph Kabamba

    .

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  5. A mí cuando la gente me pregunta "Oye, pero ¿por qué confesarte si después vas a volver a pecar?", les pregunto "¿Y por qué te bañas hoy si de todas maneras te vas a ensuciar más tarde?". No, si para preguntas y objeciones tontas ---para disfrazar un miedo mortal--- estamos llenos. Salud y buen post: debería de haber más gente promoviendo la confesión, especialmente en tiempos como estos (me refiero al Adviento, que muchas veces, por el espíritu de ternura y frescor que inunda la Navidad, se tiñe de bobería y se olvida que es un tiempo de con-ver-sión).

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