sábado, 14 de agosto de 2010

Calor y mal gusto


El bus que lleva a la universidad, es el mismo que hace paradas en la playa. Pero por el atuendo de los pasajeros, es difícil distinguir quién va a la playa y quién a la univerisdad. Quizá la chica de la carpeta vaya a estudiar a la biblioteca de su facultad, pero también los hay que rebozan los apuntes en arena.

Recuerdo las fotos de familia de hace tan sólo una generación. El calor veraniego era el mismo, a pesar del “cambio climático”, pero la exhibición de carne era menor. Y eso que estaban hechos de la misma pasta que los que sufrimos el estío del 2010.
Digamos que sabían vestirse para cada ocasión. Los short y camisetas para la playa no se usaban para la universidad. El vestido de cóctel no faltaba en los armarios. Los chicos sabían lucir trajes y corbata aunque no fuese para una fiesta. Y no se sentaban en pareo a cenar en la casa de la playa.

Es lo que me pasa por la cabeza mientras contemplo los pantalones cortos con mil bolsillos y camiseta sin mangas del de la cresta que está medio tumbado en dos asientos del autobús y que, por supuesto, no se ha levantado a ceder su sitio al señor mayor de la muleta.

Entre lo versallesco y lo zafio hay un término medio que se ha perdido y que algunos echamos de menos.

2 comentarios:

  1. Me sumo a tu disgusto.
    Ser modernos sin ser vulgares es un reto que propongo a los jóvenes.Se puede ser original sin convertirse es un expositor de mal gusto.
    Los diseñadores nos lo ponen difícil. En casa las mujeres tenemos bastante pecho y me quejaba hace unos días en una de las tiendas que habitualmente compro de que me he tenido que especializar en hacer aplicaciones de ganchillo, punto o tela para remediar los generosos escotes que nos proponen. Me desespera la frasecita "te lo puedes permitir" y salté: ¡no me lo puedo permitir!, ¿qué problema tienes? -me preguntó-. No es una cuestión de cuerpo sino de dignidad -contesté-. Se rió, nos reimos y añadió: ¡pero aún tienes edad, mujer!. Aunque hablo bastante bajo creo que me oyó perfectamente pero ¿sabrá qué es dignidad?. Entró una clienta y la conversación se interrumpió pero,me llevo muy bien con esta chiquita y no sería extraño que otro día continúe.

    Te hubiera gustado ver la elegancia y la limpieza de los más de 50.000 jóvenes que en Medjugorje estaban reunidos en Adoración al Santísimo. La ropa era fresca pero decente, la alegría se palpaba en el ambiente pero el respeto se imponía. Uno de mis hijos de 17 años se sorprendía de que durante la Adoración se oían los grillos.
    Me acordé de ti y de tu madre, que en paz descanse.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Querida Mª Jesús:
    Muchas gracias por acordarte de mí en Medjugore. Sí que me hubiera gustado vera a tantos jóvenes en Medjugore. Debe haber sido impresionante.

    Lo del mal gusto, donde vivo, es aplicable a los mayores también. Parece que si hace calor todo vale, aunque tengas exceso de años y kilos.

    También me ha pasado como a ti al comprar ropa. Se extrañan de que siendo joven no quiera probarme ropa muy escotada, o corta o transparente. Hay cosas que son de sentido común, y que se están perdiendo. Pero me alegro de comprobar que hay gente como tú y tus hijas que tienen claro que es cuestión de dignidad. Y el cuerpo la tiene, como para ir eseñándoselo a todo el mundo indiscriminadamente.
    Besos.

    ResponderEliminar

Los mensajes de valientes anónimos no serán publicados en este blog.