lunes, 25 de octubre de 2010

Una hora es una eternidad

Tras la triste noticia del congreso pro-aborto que ha tenido lugar en Sevilla, leer cartas como la que el semanario Alfa y Omega publicaba en su número 708 del 21 de octubre, te reconcilian con la humanidad:

Os escribimos a los muchos amigos que, con vuestras oraciones y vuestro cariño, nos habéis ayudado a prepararnos para el nacimiento de nuestra hija María en esta tierra y para su nacimiento definitivo a la vida eterna. Como ya seguramente sabréis, la niña vivirá pocos días fuera del seno materno, incluso horas, debido a una hernia diafragmática que está impidiendo el desarrollo de sus pulmones.
Desde que lo supimos, la principal prioridad de nuestras vidas ha sido que María sintiera, en su corta existencia, el amor y la alegría. Que sintiera la seguridad de unos padres que están convencidos de que la dignidad humana no depende de su grado de perfección. Que para nosotros ella es un ser humano único, con un valor infinito: nada llenará el vacío que nos deje su pérdida.
Desde las primeras ecografías, pudimos oír su corazón latiendo, ver su cabecita, sus manos... En las ecografías de tres dimensiones la hemos visto moverse y hemos descubierto sus rasgos: su boca, su nariz... Tiene la misma carita que su hermano pequeño. ¡Es preciosa!
La familia es el único grupo humano en el que se aprecia a cada uno por ser quien es, y no por lo que vale o representa. Hace diez años que nos casamos para formar una familia que Dios ha bendecido con tres hijos varones, y ahora, con esta hija, a la que queremos, no por lo que vale o por lo que representa, sino porque es... ¡nuestra hija!

Una hija que ha vivido con su familia la Primera Comunión de su hermano mayor, las Bodas de Plata de la jura de bandera de su padre, la fiesta de fin de curso de sus hermanos, la victoria de España en el Mundial de fútbol... Esa noche, María estaba dormida, mientras en casa, como en cualquier familia española, sufríamos con la final del Mundial. En el minuto 116 del partido se despertó y comenzó a dar patadas. Sus hermanos estaban convencidos de que vendría el gol de España, ¡y así fue! Esa noche sintió la alegría de su familia, de su barrio, de toda su patria.
Mañana miércoles llega el día de inducir el parto: María nacerá, lo hará querida y acompañada. Y cuando muera lo hará querida y acompañada, porque sus padres no quisimos ceder a la presión de los que han sido incapaces de ver en ella, y en su madre, a un ser humano. Junto al profundo dolor de saber que no la tendremos más con nosotros en esta vida, tenemos la serenidad de haber intentado comportarnos como unos buenos padres, también con ella.
Mañana más que nunca necesitaremos vuestras oraciones. ¡Qué Dios os bendiga!

Siso y Pilar

María nació el 6 de octubre, a la una y media del mediodía. Mientras le realizaban los primeros cuidados en el mismo paritorio, fue bautizada y confirmada por un sacerdote.

Su madre pudo vivirlo todo con gran lucidez gracias a que el parto fue fácil. Hubiera deseado tenerla más tiempo con ella, pero lo mejor para la niña era llevarla a la incubadora. Allí su padre pudo estar acariciándole y hablándole. Sus constantes vitales eran tan bajas que las enfermeras ofrecieron apagar el monitor que estaba sobre la incubadora: ¡No, por favor!, la verdad ha sido la mejor aliada de María para tener una vida digna y una muerte digna, y no vamos a volverle la espalda.

Pasadas las dos y media, su padre dejó por un instante de acariciarla para recordarle al pediatra: Nuestra principal preocupación es que no sufra. Al volverse hacia la niña, su corazón había dejado de latir: Dios Padre ya la había acogido en sus brazos.

Cuando se trata de amar, una hora es una eternidad.
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2 comentarios:

  1. Imposible no emocionarse con testimonios así. Estoy viviendo otra situación igual con una amiga bloguera. Cada día pide las oraciones para aceptar ese momento , aunque ella no sabe si morirá dentro o al nacer. Dios es el que sabe todo, y los que creemos en ÉL sabemos que hay un deiseño da amor, aunque tardemos mucho en verlo, pero lo haremos. Un beso fuerte

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  2. Angelo, me uno a las oraciones por tu amiga.

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