domingo, 29 de abril de 2012

Nada puede pasar que Dios no quiera...



José Villela Vizcaya, médico de profesión, nunca pensó que a sus 24 años de edad, su vida cambiaría drásticamente, con uno de los episodios más aterradores, al quedar atrapado en su vehículo cuando salía de ejercer sus prácticas como estudiante en hospital, y ser sorprendido en su vehículo con la caída de un camión de basura que perdió el control sobre el distribuidor vial del periférico en la Ciudad de México.

2 comentarios:

  1. Sí, sí, sí, nada puede pasar que Dios no quiera,es el testimonio definitivo el que nos deja José Villela, ojalá lo descubriéramos cuanto antes, mejor.
    Hace años un fraile franciscano me lo descubrió, me llenó de paz, me dijo más o menos, porque la esencia es la misma, esto (creí que no lo iba a encontrar en Internet y lo he encontrado, je,je):

    "Una noche soñé que iba andando por la playa con Dios y que se proyectaban en el cielo muchas escenas de mi vida. En cada cuadro veía huellas de pisadas en la arena. A veces, las de dos personas y otras sólo las de una. Observé que durante los periodos más difíciles de mi existencia se veían las huellas de una sola persona. Y dije:

    - "Me prometiste, Señor, que siempre caminarías a mi lado. ¿Por qué cuando más te necesité no estabas conmigo?"

    Él respondió: "Cuando viste las huellas de una sola persona, hijo mío, fue cuando tuve que llevarte en brazos". (El fraile franciscano (Domingo se llama, me llena de alegría pronunciar su nombre de lo que le quiero) me dijo: "tuve que llevarte en volandas", una palabra, volandas, que nunca he olvidado).

    Yo no sé qué pasa en este blog que siempre me "clava", siempre me emociona hondo, hondo...
    Gracias amiga.

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  2. Preciosa historia, Rosa. Preciosa y real, aunque a veces "no veamos" que es Él quien nos lleva en volandas. Muchas gracias por compartirla aquí, y por tu amabilidad siempre.
    Besos.

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