sábado, 22 de agosto de 2015

Cartas a María, IV

Francesco Maffei: Coronación de María


CARTAS A MARÍA, IV 
JESÚS, en la fiesta de Santa María Reina. 

Madre, mi dulce Madre: 

Leerás estas letras después de la fiesta. Hace una semana que te tenemos con nosotros. 
No imaginas el revuelo de hace unos días. Mientras Juan, Magdalena y los demás lloraban desconsolados, aquí esperábamos alborozados que se produjese el reencuentro. En el fondo, ellos saben que no les dejas solos, pero ya sabemos lo que duele la separación física de los que amamos. Pronto los tendremos a ellos también con nosotros. 

Mamá, si hubieses visto los nervios de todos mientras te esperábamos… Isaías ardía en impaciencia por conocer a la Niña que siglos antes de tu nacimiento anunció. 
Joaquín y Ana, los abuelos, sólo hablaban de volver a estrecharte entre sus brazos. El abuelo les cuenta a todos las virtudes de la niña de sus ojos. 
Y papá… José sólo sueña con su reina. Luego lo verás: ha construido un trono para ti que jamás un rey de la tierra pudo soñar. Gabriel le ayudó a cubrirlo de oro y piedras preciosas. 

Hay alguien que dice que pasará toda la eternidad venerándote más que nadie. Es Eva. Ya ves que la tienes ahí siempre, a tus pies. Dice que se sintió muy culpable cuando fue consciente de lo que hizo. Y yo le explico que Dios escribe derecho con renglones torcidos, que si no hubiera sido por ella, ni la Virgen ni yo estaríamos aquí. Que la omnipotencia divina se demuestra cuando pedís perdón después de meter la pata. Es entonces cuando dejamos a Dios que actúe como padre misericordioso.

Adán también está muy arrepentido: que si fue un cobarde, que si dejó sola a Eva, que si se escudó en que fue ella quien le dijo… Dice no se siente digno ni de mirarte. También tengo que explicarle lo mismo que a su mujer, y le aseguro que tú estás encantada de acogerlo como madre que eres y que sólo le dirás cosas buenas de él a Dios, como haces con todos tus hijos. 

Hemos pasado una semana revolucionados, entre la dicha infinita de tenerte por fin aquí, y los preparativos de tu coronación. Nos hemos ido turnando para distraerte y que sea una sorpresa. Pero conociéndote, estoy seguro de que has advertido que algo tramamos. ¡Qué difícil es engañar a una madre! Y menos a ti, que siempre ves hasta lo invisible. 

David lleva meses ensayando al coro de ángeles. Dios Padre le advirtió: “llega el momento” y se ha tomado muy en serio la dirección. Incluso ha compuesto los himnos en tu honor, con concierto de galaxias. Jamás se oirán en toda la creación melodías semejantes. También ha coregrafiado una danza de estrellas que mi Padre pondrá en movimiento justo después de depositar la corona (también obra de José) sobre tu cabeza. 

El Padre, ayudado por Ana, ha plantado un jardín de flores y plantas, ignotas en la tierra. ¿Creías que conocías todos los colores y los aromas? Pues prepárate a soñar. Todo es poco para la Reina y Señora de todo lo creado. 

Sabemos que lo tuyo es pasar desapercibida, y que tu gloria, es la gloria de Dios. Que sabes que lo más grande que podía pasarte en la vida es que Dios te pensase desde toda la eternidad como madre de su hijo. Pero por eso mismo, por servir por Amor al rey del universo con toda la humildad, generosidad y fidelidad del mundo, ha de ser así. ¿Cómo no iba a ser reina la madre del Príncipe del mundo?

Mamá, quedan unos instantes. Ahora te invitaré a dar un paseo, pero te llevaré al salón del trono, que aún no conoces, y estallará de júbilo toda la creación. Gracias, mamá, por tu “hágase”, que ha restablecido el orden del universo.

¿Lo oyes? Es Dios, que te dice: “Ven, serás coronada”.


Guido Reni

2 comentarios:

  1. Creo que no se publicó algún comentario anterior, no sé qué pasó.
    Son bellísimas estas cartas.

    Gracias, por compartirlas.
    Un beso, amiga.

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    Respuestas
    1. Rosa, no lo recibí. Se habrá perdido. Muchas gracias. Besos.

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