martes, 29 de noviembre de 2016

Retorno. Paz



Acógeme, otra vez, puerto y amparo
de mis años mejores:
la casa blanca, las primeras flores,
el sencillo querer y el verso claro.

Por el alma, con voces de alborada,
me canta la alegría
de una fidelidad esperanzada
donde puedo salvarme todavía.

Porque, por fiel, me siento yo heredero
de mi parte de luz en la campiña;
hermano de la alondra… y de esa niña
coronada de azul por el romero.

Derrotada la voz de la sirena,
ha vuelto a mí la gloria
de una serenidad antigua y llena
de la parte mejor de mi memoria. 

Con tanta sangre como en ese cielo
tras la cimera nube enrojecida 
se está poniendo el sol, está en mi vida 
poniéndose el Dolor tras mi desvelo.

José María Pemán.

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