Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro, y la cándida víctima levanto, de mi atrevida indignidad me espanto, y la piedad de vuestro pecho admiro.
Tal vez el alma con temor retiro,
tal vez la doy al amoroso llanto; que, arrepentido de ofenderos tanto, con ansias temo y con dolor suspiro.
Volved los ojos a mirarme humanos;
que por las sendas de mi error siniestras me despeñaron pensamientos vanos.
No sean tantas las miserias nuestras
que a quien os tuvo en sus indignas manos, Vos le dejéis de las divinas vuestras.
Lope de Vega, (1562-1635).
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jueves, 6 de junio de 2013
Temores en el Favor
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Me encanta.
ResponderEliminarUn beso.
¡Muy bonito!
ResponderEliminar¡Feliz fin de semana!
Un abrazo.
Precioso poema. Un abrazo
ResponderEliminarHace muy poco que empecé a leer los poemas de Lope de Vega. Fuí un día que me sentí fuertemente tocado por uno de los suyos : "Que tengo yo que mi amistad procuras" y la verdad es que el descubrimiento de este autor ha sido algo hermoso, en lo que sigo deleitándome. Gracias por ofrecer siempre tanta belleza. Un beso
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