La tarde va a morir. En el camino
la flor de las acacias se deshace
al impulso del viento. Entre las ramas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol. La tierra huele,
comienza a oler, no cabe
ya dentro de sí misma y se levanta:
ahora hay tierra en la tierra y en el aire.
Y hay un bardal con sol; hasta él llegamos;
la sombra es el resumen de la tarde.
Te he sentido llorar. No sé a quien lloras.
Hay un humo distante
-un tren que acaso vuelve- mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.
la flor de las acacias se deshace
al impulso del viento. Entre las ramas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol. La tierra huele,
comienza a oler, no cabe
ya dentro de sí misma y se levanta:
ahora hay tierra en la tierra y en el aire.
Y hay un bardal con sol; hasta él llegamos;
la sombra es el resumen de la tarde.
Te he sentido llorar. No sé a quien lloras.
Hay un humo distante
-un tren que acaso vuelve- mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.
(Luis Rosales)
Preciosa. Me ha encantado. Noto la razón de estas bellas palabras en tu post. Un abrazo. Una oración especial hoy por mí. Lo verás en mi blog
ResponderEliminarTanti auguri, vecchino ;-)
ResponderEliminarNo sé, lo mismo rezo algo por ti. Ya veremos.
Buaaaa, Buaaaa, Por fa. Ten piedad .
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