miércoles, 2 de octubre de 2013

Ángeles Custodios

Entre los primeros cristianos, la devoción a los ángeles estaba profundamente arraigada. 

Tenían con ellos un trato de confianza y de amistad que llama poderosamente la atención. Experimentaban a diario su ayuda y su colaboración: acudían a su intercesión con la confianza firme de su segura protección y auxilio. 

Guercino, 1622
Una muestra de la ayuda que experimentaron por parte de estos mensajeros de Dios y amigos de los hombres, es el episodio de San Pedro, mandado apresar por Herodes Agripa, vigilado por cuatro escuadras de soldados, y liberado prodigiosamente por un Ángel, mientras la Iglesia oraba incesantemente por él (Hechos 12, 4). 

Desde los comienzos de la Iglesia, lo repite con frecuencia Orígenes en la primera mitad del siglo III, se ha vivido la devoción al Ángel de la Guarda de cada persona:
Mas también el ángel particular de cada cual, aun de los más insignificantes dentro de la Iglesia, «por estar contemplando siempre el rostro de Dios que está en los cielos», viendo la divinidad de nuestro Creador, une su oración a la nuestra y colabora, en cuanto le es posible, a favor de lo que pedimos.
(ORÍGENES, Tratado sobre la oración, 11,1-5).
Pietro da Cortona, (1596–1669)

Es probable que cuando estamos congregados muchos para dar gloria a Dios, esté el Ángel de cada cual alrededor de quienes sirven al Señor, junto con aquella persona cuya guarda y custodia se le ha confiado; de suerte que se puede hablar de una doble asamblea de santos: una de hombres y otra de ángeles. 
(ORÍGENES, Tratado sobre la oración, 30, 5).

Es una verdad fundada en la infalible autoridad de la Escritura, que los Ángeles están establecidos sobre nuestra conducta y que ofrecen todos los días a Dios las oraciones de los que son salvos por Jesucristo. (San Hilario de Poitiers, Comentario a San Mateo, 18).

También San Jerónimo, a finales del siglo IV, nos habla sobre la realidad del Ángel de la Guarda
Los Ángeles ven continuamente el rostro del Padre celestial. Grande es la dignidad de las almas, pues tiene cada una desde el instante en que nace un Ángel designado por Dios para su guarda
(San Jerónimo, Comentario a San Mateo, 18, 99).

Extraído de primeroscristianos.com

1 comentario:

  1. Me apasiona leer y aprender sobre ellos. Me gusta que los últimos papas hayan fomentado su devoción. Y por otro lado es triste que los hayan mezclado en el mundo astral, de forma supersticiosa. Ellos actúan, hay que dejarlos, porque nuestra libertad es la que decide al final, el papel que jugarán en nuestra vida. Un beso

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