El texto, que estaba
escrito en griego y que es conocido como “Sub tuum praesidium”, (versión
latina), dice así:
Bajo tu amparo nos
acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las
súplicas
que te dirigimos en
nuestras necesidades,
antes bien, líbranos
de todo peligro,
¡oh siempre Virgen,
gloriosa y bendita!
Nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de la tradición de la Iglesia, a través del latín, en el caso de la Iglesia Latina o del griego y el eslavónico antiguo en
Oriente.
La arqueología nos muestra una vez más que la tradición no es
algo inventado, sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos recibieron de Cristo y de los Apóstoles.
La versión latina
esta oración ha sido inmortalizada en la música especialmente por Antonio
Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart.
(Mateo-Seco, Lucas F.:
La devoción mariana en la primitiva
Iglesia)
La verdad es que es una oración eternamente preciosa, si que resulta impresionante que los primeros cristianos la rezasen y lo fácil que resulta entonarla hoy en día, y lo necesario que es. Muchas gracias. Un abrazo
ResponderEliminarEs verdad que resulta impresionante que los primeros cristianos la rezasen. Siempre la cantábamos en el colegio. Hoy me viene continuamente el canto del colegio.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada.
Un beso. ¡Gracias!