Dorothea Sharp, (1874 – 1955): Madre e hijos en el lago Como. |
Te digo, al llegar, madre
que tú eres como el mar;
que aunque las olas
de tus años se cambien y te muden,
siempre es igual tu sitio
al paso de mi alma.
que tú eres como el mar;
que aunque las olas
de tus años se cambien y te muden,
siempre es igual tu sitio
al paso de mi alma.
Gavin Calf: Madre e hijo en Bretaña. |
No es preciso medida
ni cálculo para el señalamiento
de ese cielo total;
el color, hora única,
la luz de tu poniente,
te sitúan,¡oh madre!,entre las olas,
conocida y eterna en su mudanza.
Juan Ramón Jiménez.
ni cálculo para el señalamiento
de ese cielo total;
el color, hora única,
la luz de tu poniente,
te sitúan,¡oh madre!,entre las olas,
conocida y eterna en su mudanza.
Juan Ramón Jiménez.
Así es: como lo dice Juan Ramón Jiménez (¡que preciosidad!), y como lo sentimos, y un padre es igual, lo siento igual...no puedo dejar de sentir a mi padre igual...siempre es igual tu sitio
ResponderEliminaral paso de mi alma.
Esto se merece un ¡besazo!
Cuánta razón tienes, Rosa.
EliminarBesos, amiga.
¡Me encantan las imágenes y el poema es precioso! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, quédateenminube.
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