lunes, 30 de abril de 2012

Ofrenda lírica

Iván Kramskói. Anciano con muleta (1872)
Iba yo mendigando de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos como un sueño magnífico. Yo me pregunté maravillado quién sería aquel rey de reyes. Mis ilusiones volaron hasta el cielo y pensé que mis días malos se había acabado. Tu generosidad me sacaría de la pobreza...

La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. De pronto, tú extendiste tu mano diciéndome:

- ¿Puedes darme alguna cosa? 
Yo me quedé pasmado. ¡Qué ocurrencia, pedirle a un mendigo! Estaba confuso y no sabía qué hacer. Al fin saqué despacio de mi saco un granito de trigo y te lo di. ¡Qué sorpresa la mía, cuando al vaciar por la tarde mi saco encontré un grano de oro entre la miseria del montón!... ¡Qué amargamente lloré por no haber tenido corazón para dárteme del todo!

domingo, 29 de abril de 2012

Nada puede pasar que Dios no quiera...



José Villela Vizcaya, médico de profesión, nunca pensó que a sus 24 años de edad, su vida cambiaría drásticamente, con uno de los episodios más aterradores, al quedar atrapado en su vehículo cuando salía de ejercer sus prácticas como estudiante en hospital, y ser sorprendido en su vehículo con la caída de un camión de basura que perdió el control sobre el distribuidor vial del periférico en la Ciudad de México.

miércoles, 25 de abril de 2012

El regreso del hijo pródigo

(Fuente: Jesús de las Heras Muela - Ecclesia Digital)
Libro EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO. Reflexiones ante un cuadro de Rembrandt" de Henri J. Nouwen, PPC, Madrid, 1993.
(Extracto del libro)


1. Rembrandt Harmenszoom von Rijn.

Rembrandt (1606- 1669), pintor holandés, es uno de los principales autores de toda la historia de la pintura. Es el maestro del claroscuro y uno de los más caracterizados pintores del barroco. Llevó una vida azarosa, inestable, conflictiva y dura. Se casó dos veces y, al final, vivió con una mujer que no era su esposa, tras graves problemas familiares. Un año antes de su muerte falleció su hijo Tito.

Estuvo arruinado en varias ocasiones. Un aspecto importante en su vida, en el ambiente permisivo de Amsterdam, fue su tolerancia religiosa -estuvo cerca de algunas sectas protestantes y fue muy proclive a los judíos, a quienes pintó en distintas ocasiones- y, al final de su días, vivió una sincera y quizás angustiada búsqueda de Dios.


Rembrant. El regreso del hijo pródigo (1669)
Hermitage Museum, San Petersburgo.

2. El cuadro "El regreso del hijo pródigo".

Es quizás su última obra, pintado al final de su vida, en el año 1669. Es una cuadro de grandes proporciones -2,50X2 metros-. En 1766 fue adquirido por la Zarina Catalina la Grande e instalado en la Residencia de los Zares en San Petesburgo, capital de la Rusia Zarista, en lo que hoy es el Museo Hermitage.

3. Descripción del cuadro.

El cuadro, pintado en esplendorosa técnica del claroscuro y del tenebrismo -rasgos definidores de la pintura barroca- representa dos grupos de personajes. A la derecha del cuadro, el abrazo entre un anciano y un joven harapiento, y a la izquierda, cuatro espectadores u observadores de la escena -dos hombres y dos mujeres-.

Destaca en el cuadro la luz centrada sobre el abrazo entre los protagonistas de la escena. También aparece iluminado uno de los cuatro espectadores, en el que surge en el extremo izquierdo.

La luz emana del anciano -el Padre de la parábola del hijo pródigo- y vuelve hacia él. Destaca también el juego de colores: la gran túnica roja del Padre, el traje roto en dorado del joven -el hijo pródigo- y el traje similar al del padre del espectador principal -el hijo mayor de la parábola-. El fondo es oscuro a fin de que resalte más la escena principal.

4. Algunos rasgos y simbolismos más acusados.

4.1. Los rostros y las miradas

Merece contemplarse con detenimiento el rostro del Padre, que se muestra íntegro, y los rostros de los dos hermanos, que sólo aparece en una de sus faces. La mirada del Padre aparece cansada, casi ciega, pero llena de gozo y de emoción contenidas. La cara del hijo menor trasluce anonadamiento y petición de perdón. El rostro del hermano mayor aparece resignado, escéptico y juez. El hijo mayor, correctamente ataviado, surge en el cuadro desde la distancia.

4.2. La fuerza del abrazo y de las manos del Padre

La centralidad del cuadro, el abrazo del reencuentro entre el Padre y el hijo menor, emana intimidad, cercanía, gozo, reconciliación, acogida. 


El Padre estrecha y acerca al hijo menor a su regazo y a su corazón y el hijo, harapiento y casi descalzo,  se deja acoger, abrazar y perdonar. El Padre impone con fuerza y con ternura las manos sobre su hijo menor. Son manos que acogen, que envuelven, que sanan -el simbolismo del gesto cristiano y religioso de la imposición de las manos.

4.3. Simbolismo e interpelación

El cuadro nos interpela acerca de nuestra propia vida cristiana en clave de hijo menor -¡tantas idas y venidas!, ¡tanto buscarnos sólo a nosotros mismos, raíz del pecado!, ¡tantas mediocridades y faltas!- y de hijo mayor -el que todo lo sabe, el perfecto, el bien ataviado, el responsable, el cumplidor, el irreprensible, el juez que también se busca sólo a sí mismo y está lleno de soberbia soterrada- que cada uno de nosotros podemos llevar encima y ser.

Nos llama y nos urge a ser el Padre de la parábola, en la acogida, en el perdón, en el amor, en la reconciliación plena y gozosa, sin pedir explicaciones, no exigir nada, sólo dando. El cuadro expresa el gozo inefable de la vuelta a casa, del regreso al hogar. ¡Yo soy casa de Dios! Todos y cada podemos ser mutuamente el Padre que acoge, perdona y ama.

5. Otras consideraciones sobre esta parábola.

5.1. La mejor de las parábolas. 
Es, sin duda, la bella y conocida de las parábolas del Evangelio. Es quizás la que mejor expresa quién es Dios y cómo es el hombre. Se encuentra el capítulo 15, versículos 11-32, del Evangelio de San Lucas.

5.2. Los cuatro símbolos que usa el Padre.

El anillo: signo de filiación, ahora reencontrada.
Las sandalias: signo de la libertad recuperada. En la cultura hebrea y antigua, los esclavos iban descalzos; los hombres libres, iban calzados con sandalias.
El traje nuevo: signo del cambio y de la reconciliación. Imprescindible para una vida nueva y para la fiesta que después llegará.
El sacrificio del mejor novillo: preanuncio del sacrificio del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y signo de la fiesta, a la que acompañarán la música y los amigos. Es expresión de la fiesta de la reconciliación.

martes, 24 de abril de 2012

Cuadri tampoco se esconde

(Fuente: Pablo J. Ginés en forumlibertas.com)

Antonio Cuadri, andaluz afincado en Madrid, fue el creador y guionista de la serie de televisión «Al salir de clase» (era diaria, emitió más de mil capítulos y en ella se formaron decenas de actores de la televisión actual) y director de «Las noticias del guiñol», de «Lo+Plus», «Desesperado Club Social» y de varios capítulos de «Cuéntame». Tiene en su haber cuatro premios Ondas de televisión.

Hace un año y medio se embarcó en un proceso de reflexión espiritual y vivencial que le ha devuelto a la fe católica y a la Iglesia. Este lunes 23 de abril presenta en los cines Callao de Madrid su corto "Hay Mucha Gente Buena", que también puede verse en internet, en www.haymuchagentebuena.es. Cuadri nos explica lo que le ha movido en su itinerario espiritual y su visión actual del arte y la sociedad.

- ¿Cómo empezó este viaje espiritual?

- Hace un año y medio me reencontré con un amigo, Patricio Gómez, que llevaba 20 años sin ver. Él había estado muchos años en Costa Rica. Patricio era un hombre formado en el materialismo dialéctico marxista, pero en Costa Rica se zambulló en la fe, guiado por el ejemplo de un señor de allí llamado don Michael. Este señor Michael no era cura, sino un laico, propietario de unas tierras, pero a Patricio le causó un hondo impacto por su fe. Recuperamos nuestra relación, muy estrecha. y Patricio me invitó a participar en la JMJ, a colaborar con Radio María, en las retransmisiones.

- ¿La JMJ le acercó a la fe?

- Bueno, cuando Benedicto XVI, en El Escorial, habló de “el eclipse de la fe” que vive hoy Occidente, me pareció muy profundo: dice mucho en pocas palabras. Sí, un eclipse es una zona de oscuridad… pero esta oscuridad termina, tarde o tenprano, y vuelve el sol: el Astro Rey siempre resplandece. Ahí estamos hoy.

- ¿Y qué tiene que ver su camino espiritual con Radio María?

- En Radio María, donde Patricio hacía un poco de todo, conocí gente muy comprometida, generosa, auténtica, abierta de corazón. Y sentí que yo quería hacer algo, colaborar con algún audiovisual. Quería hacer “algo útil” para Radio María, era como un llamado, una intuición. Y se lo dije a su responsable, el padre Esteban Munilla. Él me puso en contacto con el programa “Hay mucha gente buena”, el magazín de los viernes. Y decidí contar algunas de sus historias. El resultado es un corto de 18 minutos. Es una historia en clave de comedia, humor, sobre una lucha contrarreloj, sobre tantos voluntarios en esta radio tan especial. ¡Su entrega, desde el principio, me impactó! En el vídeo han colaborado unas 200 personas, incluyendo muchos profesionales del mundo audiovisual o televisivo como Felipe Simón, Javi Jiménez, Fernando Ortí, James Muñoz y otros muchos.

- Usted, ¿de qué trasfondo religioso venía?

- Estuve 13 años en Sevilla estudiando en un colegio claretiano y mantengo las amistades que hice allí. Siempre tuve inquietudes espirituales, incluso en los momentos que estuve más lejos de la fe, o de la Iglesia. Por ejemplo, nunca he dejado de rezar por la noche. Pero han pasado muchas cosas en mi vida. En los últimos diez años, tres de mis hermanos murieron por causas de tipo cardíaco. También he vivido un distanciamiento de mi hijo, algo que me ha dañado. Y cuando me reencontré con Patricio todo eso cristalizó, de alguna manera, en un mirar hacia Arriba, y en un mirar también hacia un territorio nuevo.

- ¿Cómo ve el arte o la sociedad ahora?

- Veo en el mundo de la cultura mucha decadencia… ¡incluso técnica! Hay causas éticas y financieras para esa decadencia… y van juntas. No quiero ser ingenuo, pero me parece que estamos ante los últimos coletazos de algo que se acaba. ¿Confundo la realidad con el deseo? No lo sé, pero veo en la sociedad una falta de amor, una sequía de lo interior, de la realidad, de la verdad.

- ¿Y la religión puede cambiar esto?

- Para mí, la religión es como un manual de instrucciones de la vida, que te enseña a conectar con una Presencia. Incluso en otras religiones veo que es así. Nuestra sociedad gasta muchísimo en tecnología pero creo que es como dar una metralleta a un orangután: mucho desarrollo técnico cuando hay retroceso ético, moral y espiritual. Intuyo que hay una juventud distinta… quizá todo esto tiene que explotar, quizá en unas décadas, y esa juventud lo cambie todo, sea quien reconstruya.

- ¿Ha vuelto a los sacramentos?

- Me volví a confesar hace un año. Hacía unos 15 años que no lo hacía. Para mí fue necesario y gratificante. Creo en la oración, que es un regalo, un don, como la fe. Rezo pidiendo luz, gracia, poder distinguir lo que cambiar de lo que no, pidiendo valor, y paz, para concentrarme allí donde puedo intervenir. En lo espiritual soy bastante “free-lance”, pero los del equipo de “Hay mucha gente buena” me apoyan, me acompañan, me quieren mucho y se lo agradezco.

- ¿Qué le diría a las personas con inquietudes espirituales, pero alejadas de Dios?

- A la gente que se hace preguntas, en búsqueda espiritual, yo les diría, con cierto humor negro, que tengamos la humildad de imaginar donde acabamos todos: ¡en el cementerio! Tengamos la valentía de preguntarnos si creemos de verdad que ahí acaba todo, si no habrá algo, que no es materia, que no se pudre, que perdura. Pensemos además si nuestro rumbo, nuestras decisiones, las podemos decidir solos o si necesitamos un itinerario, unas instrucciones.

- Pero muchos le dirán que ya se tratan con Dios sin necesidad de la Iglesia...

- Lo de tener “hilo directo con Dios”, que dicen algunos, sin comunidad de fe, me parece que es soberbia. Hace falta un marco reglado. Es como quien dice: “yo no necesito a la compañía eléctrica para tener energía, yo ya tengo mi relación personal con la electricidad, con el rayo. Los funcionarios sólo me han hecho chapuzas”. Sí, pero al final necesitas a la compañía eléctrica, al final sí hay un cargo responsable que hace que todo funcione, un jefe que pone orden y hace llegar el suministro.

- Así que en la fe usted encuentra una orientación...

- La Biblia y el Evangelio tienen claves que inspiran a la sociedad, pero además el Espíritu te puede hablar a ti, personalmente, directamente, a través de la Biblia. En nuestros pensamientos a menudo hay muchos falsos ídolos. Creo en Dios, y quiero hacer las cosas bien, y quitar de mí todo lo que sobra.

- ¿Y qué pensarán sus compañeros de profesión? Usted es muy conocido en el mundo de la televisión.

- Bueno, yo nunca he sido de cócteles y estrenos, no los he frecuentado nunca. Muchos siempre me consideraron raro en la profesión y ahora alguno dirá: “yo ya sabía que este tío estaba como una cabra”.

sábado, 21 de abril de 2012

Más claro, agua.

Suelo traer al blog testimonios de personajes conocidos que no se avergüenzan de hablar de su Fe en Dios. Son experiencias que a todos  nos ayuda conocer, máxime cuando se trata de auténticas conversiones. Es el misterio de la gracia de Dios y de la correspondencia del hombre.

Eduardo Verástegui es uno de los que no se cansan de hablar de ello. Por eso dejo aquí uno de los últimos vídeos que he visto donde habla de su conversión, y el tráiler de la película Cristiada, recién estrenada en España. Si Verástegui nos sorprendió  a todos con BellaCristiada, sobre el conflicto armado de los "Cristeros" que vivió Méjico en el trienio del 26 al 29 del siglo pasado, no dejará indiferente. En ella, Verástegui interpreta al hoy beato Anacleto González Flores, laico que luchó por su fe y la libertad de la Iglesia Católica en Méjico.



Y ya que es sábado, día dedicado a la Virgen María, qué mejor que esta imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Méjico y Emperatriz de América.

El Padre Eterno pintando a la Virgen de Guadalupe,
óleo sobre tela, autor desconocido, siglo XVIII.
Museo de la Basílica de Guadalupe, Ciudad de México.


viernes, 20 de abril de 2012

La alegría de vivir

En el año 1972, Francia empezó a debatir sobre el aborto eugenésico. Un pequeño paciente con síndrome de Down entró en la consulta del médico e investigador francés Jérôme Lejeune. Llorando, se le colgó al cuello y le suplicó: «Quieren matarnos. Tienes que defendernos». Y así lo hizo, sacrificando todo por sus niños. Para ello -cuenta su hija Clara, en La dicha de vivir (ed. Rialp)-, sacó la fuerza de su fe, de su amor «sencillo y confiado a Jesús, un amor de niño»

«En el corazón de Notre-Dame, avanza Bruno, un trisómico 21. En la oración universal, ante la sorpresa general, toma el micrófono. Con voz alta y clara, dice: Gracias, profesor, por lo que ha hecho por mi padre y mi madre. A usted le debo sentirme orgulloso de mí».

Ocurrió en 1994, durante el funeral del investigador francés Jérôme Lejeune, y lo relata su hija Clara, en La dicha de vivir. Jérôme Lejeune, mi padre (ed. Rialp). La misma Notre-Dame acogió, el 11 de abril, la clausura de la fase diocesana de su Causa de canonización
Si llega a buen puerto, la Iglesia elevará a los altares a uno de los mejores científicos franceses del siglo XX. A él se debe el descubrimiento de que la causa de diversos síndromes, como el de Down, es un trastorno cromosómico. Pero su objetivo no era destacar como científico; sólo investigaba por necesidad, «porque, para intentar curar a sus pacientes, tiene que saber. Es por ellos por quienes pelea».

Al mismo tiempo que investiga para curar el síndrome de Down, atiende a sus pacientes durante horas. Los llama por su nombre, escucha las inquietudes de los padres, y les da todas las explicaciones necesarias, hasta que se quedan tranquilos. Desgraciadamente, sus desvelos no son capaces de acabar con el estigma de estos niños, a quienes muchos médicos seguían llamando monstruos.

En 1972, se abre en Francia el debate sobre el aborto eugenésico. Por aquel entonces, un niño entra en su consulta «llorando desconsoladamente. Se cuelga del cuello de mi padre y le dice: Quieren matarnos. Tienes que defendernos. Nosotros no podemos, porque somos demasiado débiles. Desde ese día, papá emprenderá una defensa incansable del niño no nacido». Después de hablar en la ONU en defensa de los no nacidos, «escribe a mamá diciéndole: Esta tarde he perdido el Premio Nobel». A cambio, recibió otro honor que le enorgullecía más: ser nombrado primer Presidente de la Academia Pontificia para la Vida por su amigo Juan Pablo II, que le llamaba Hermano Jérôme.

Todo lo extraía de la fe

«De niños -recuerda Clara-, nuestro padre fue un hombre honorable, un sabio genial que las élites se disputaban. En nuestra adolescencia, se convirtió en un apestado. No obstante, nada fue capaz de acabar con la alegría de la familia, con el cariño de mi padre a sus pacientes, con su lucha por sanarlos. Supo de la traición de los amigos, del acoso de la Administración. Si sufrió, jamás dio muestra de ello. Ante las afrentas decía con una sonrisa: Como no lucho por mí, no me preocupa que se metan conmigo. Nos enorgullecíamos de él. Su valor, su paciencia, la falta de afán de venganza significaron una extraordinaria educación para la vida».

Todo esto nacía de su fe. «En un alma tan profunda y tan clarividente, su amor sencillo y confiado a Jesús, un amor de niño, resultaba sorprendente. Vivía la fe arraigada en su carne, y de ella extraía el coraje, la bondad, esa mirada atenta a los demás y, sobre todo, la falta de temor. ¿Qué se le puede hacer a un hombre que no desea nada para sí mismo?»

De lo que aprendieron de él, Clara destaca «el regalo más preciado que un padre puede conceder a sus hijos: saberse amado, infinitamente amado, por el Dios de los vivos». Cada día, «después de cenar, nos reunía para la oración de la noche. Era la ocasión de hablar con él a corazón abierto. Los domingos asistíamos a misa en familia» y, «a pesar de sus muchas ocupaciones, nos acompañaba en nuestras peregrinaciones». Pocas horas antes de morir, quiso dejar a sus hijos un solo mensaje: «Estamos en las manos de Dios. A lo largo de mi vida lo he comprobado muchas veces. Los detalles carecen de importancia».

(Fuente: María Martínez en Alfa y Omega)

lunes, 16 de abril de 2012

Felicidades, Santo Padre

Bendicto XVI cumple hoy 85 años. No puedo dejar que esta fecha pase desapercibida. Resulta admirable que este anciano que hace unos años le pedía a Juan Pablo II retirarse para dedicarse a sus libros y a tocar el piano, esté pastoreando a su grey por todo el mundo... ¡hasta Cuba!

Cualquiera a su edad estaría sentadito tomando el sol en un parque, como mucho... jugando a la petanca. A él lo hemos visto esta Semana Santa, en cada uno de los actos litúrgicos que ha presidido, al pie de la Cruz.

Para querer a alguien hay que conocerlo. Para querer a este Santo Padre, sólo hay que seguirlo, escucharlo y leerlo. Porque no cesa de hablarnos. Y  cada una de las palabras que nos dedica están al alcance de cualquier fortuna, sólo hay que visitar la web oficial del Vaticano.

En tres días celebraremos un nuevo aniversario de elección como Papa. Con motivo de esta doble celebración, la web Catholic.net ha tenido la feliz idea de ofrecernos la oportunidad de poder felicitar a Benedicto XVI. El enlace, aquí.

Si ha habido momentos significativos en el pontificado de Benedicto XVI, me quedo con este acto ecuménico, en Israel, en el 2099 (fijaos en el minuto 1.40... ¿quién consigue esto?):


Si Juan Pablo II definía a los judíos como "nuestros hermanos mayores", Benedicto XVI va mas allá y los llama "nuestros padre en la fe".
Sólo los hombres santos consiguen que se haga posible la verdadera Paz.

viernes, 13 de abril de 2012

Hasta el último aliento



Juan Pablo II, fue un santo que cambió la Historia con la fuerza del amor que emana de una profunda y sincera fe en Dios. Una fe que le llevó a entregarse a los demás hasta el último aliento de sus fuerzas.

Ve la luz la primera biografía novelada del Pontífice con motivo del primer aniversario de su beatificación. El autor, Carlos A. Marmelada, se adentra en su vida no pública, su mundo de afectos, recorre su Polonia natal y lo radiografía con testimonios de quienes rodearon al "santo que cambió la historia".

«Para todos aquellos fieles que el 8 de abril de 2011 aclamaban en la Plaza de San Pedro "Santo súbito" para que el Papa Juan Pablo II fuese beatificado, el personaje era queridísimo, uno de los líderes más influyentes del siglo XX y trascendental para el mundo contemporáneo, pero la persona es tremendamente desconocida».

Del relato de la "vida no pública" de Karol Wojtyla se ha encargado quien así habla, el profesor Carlos Alberto Marmelada, que acaba de publicar la primera biografía novelada del predecesor de Benedicto XVI (Ediciones Sekotia). Se trata de un volumen distinto a los ensayos y libros que abordan el pensamiento del Papa polaco para saltar a su mundo espiritual, a sus afectos, emociones y sentimientos.

Con un recorrido cronológico muy original, la biografía narrada «y realista» del devenir de Juan Pablo II lleva por título Hasta el último aliento. Juan Pablo II, el santo que cambió la historia, y comienza con el día de su fallecimiento, la noche del 2 de abril de 2005, con 84 años. Después, en un flash-back muy estructurado retorna a su infancia para trazar el periplo que le llevó de sacerdote a obispo, arzobispo y el Juan Pablo II al «que quería todo el mundo». 
Las últimas páginas del libro obedecen a los acontecimientos fechados el 1 de mayo de hace un año, con su beatificación, cuyo día de celebración será el 22 de octubre. Esta fecha es la del inicio de su Pontificado como el 264º Santo Padre de la historia de la Iglesia cristiana y ahora, santo.

El libro es un homenaje para ese primer aniversario del proceso de beatificación más corto de la Iglesia moderna —seis años y treinta días, superando en un mes al proceso de Santa Teresa de Calcuta—, aunque los fastos se ultimen para el 22 de octubre. «Cuando observas a jóvenes de 17-18 años preparar esas celebraciones, compruebas que a Juan Pablo II lo quería muchísimo la gente, porque cuando murió en abril de 2005 esos chavales tenían 10-11 años». Sorprendido habla el profesor Marmelada que resume el tempo de la novela: «El 80% de la obra trascurre en una semana, y eso que recorre más de un siglo de historia».

Marmelada (Barcelona, 1962) es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación e imparte clases en la Universidad Internacional de Cataluña. El autor de la biografía novelada irradia adoración por los cuatro costados por el Pontífice al que ha radiografiado apoyándose solo en un pequeño puñado de personajes ficticios, como el "narrador" de la obra e investigador de la vida de Wojtyla, el padre Kowalski. Durante su conversación con ABC.es se va involucrando entusiasmado en las virtudes del "Papa viajero" a quien se ha aproximado con una labor minuciosa de ambientación de la Polonia de la época, sus costumbres, la travesía vital de un muchacho nacido en Wadowice, marcado por su orfandad de madre desde los nueve años, fichado por la Gestapo y luego combativo con el comunismo que se hizo también con su país natal y, especialmente, en su mundo de afectos gracias a los testimonios y contactos con decenas de sus compañeros de la infancia, el seminario (a partir de octubre de 1942) y el colegio cardenalicio en el Vaticano. «Muchos de esos testimonios son de octogenarios, otros han muerto ya... y todos, chicos y chicas, destacan la gran facilidad de Karol Wojtyla para encontrarse con la gente y hacer amigos».

- «¿Cuando habla de sus compañeras quiere decir que tuvo novias?», interrogamos con un punto curioso al autor. 
Y él traza: - «Ésa fue una de las cosas en las que trató de desprestigiarle el Gobierno comunista prosoviético que se instaló en Polonia y cursó una investigación de espionaje al Papa, pero nunca se le achacará nada. Tiene un pasado intachable y él vivía la amistad sin género». 

En el libro se recopilan incluso declaraciones de una famosa mujer con la que públicamente se le atribuyó un idilio en su juventud. «Ella misma, la hija del director del colegio donde estudiaba Wojtyla, lo niega y secunda que nunca le vio ni un gesto fuera de lo cortés y respetuoso», agrega el autor, que lo describe como un joven alto, rubio y con ojos azules, «el yerno que toda madre quiere» para sí.

Pero Wojtyla andaba adentrado ya en el mundo del rezo, influenciado por varios modelos de santidad, como su padre, que oraba sin descanso tras la pérdida de su esposa Emilia Kaczorowska y con una fe católica insondable, además del hermano Alberto (fundador de una orden hacia los desamparados), o el llamado "santo del rosario viviente", Jan Tyranowski, a quien beatificó ya siendo Pontífice. En su recorrido de huida de la Alemania nazi y la ocupación polaca, su refugio en catacumbas de Cracovia, su internamiento en un grupo de teatro... se forjó un Papa definido por sus circunstancias. 
Marmelada lo acerca al lector como un «Papa humilde, de máxima entrega a los demás y renuncia a sí mismo y preocupado por los jóvenes, con gran desapego hacia las cosas. Esos son sus rasgos definitorios».

Volvemos a interrogar al autor: 
- «¿Es compatible esa renuncia a lo material con vivir en el Palacio Apostólico del Vaticano posteriormente, se sentiría a disgusto rodeado de tanta fastuosidad?». 
Marmelada: - «Todo el mundo que conocía a Juan Pablo II sabe que le regalaban algo y le duraba cinco minutos. No quería nada, ni un euro habría sabido tener un minuto sin dárselo a quienes lo necesitaban, sin repartirlo. Un vistazo a su habitación lo retrata: una cama pegada a la pared, una sillita con una mesa con una lamparita, un cuadro de la Virgen y una fotografía de sus padres. Le bastaba con eso».

Precisamente esa búsqueda del desprotegido es la que le marca ya como arzobispo de Cracovia, cuando «se ganó el afecto de todos los fieles y sacerdotes porque viajaba de diócesis en diócesis porque sabía que sólo así se podía aproximar y conocer realmente los problemas de la gente. Luego también lo hizo como Papa y si Pablo VI había salido nueve veces de visita durante su Pontificado y todas ellas a lugares de Italia, Juan Pablo II realizó más de 140 viajes en Italia y 104 intercontinentales», desgrana su biógrafo. Visitó 129 países.

El "Papa viajero" marcó un antes y un después en la Iglesia y la historia con fe (y no muerte y destrucción, subraya el autor, como otros personajes definitivos) y se granjeó a pulso y con cientos de kilómetros a sus espaldas ese cariño profesado en la beatificación más multitudinaria que se recuerda en la Ciudad Estado que palpita dentro de Roma. Una prueba de ello es que al comenzar su Pontificado, la Santa Sede tenía relaciones diplomáticas con 84 estados, y al fallecer, eran 173.

Hablaba italiano, francés, alemán, inglés, español, guaraní, portugués, ucraniano, ruso, croata, el esperanto, griego antiguo y latín, idiomas que emplearía para ser tener un papel decisivo y explícito en la mejora de las relaciones de la Iglesia católica con otras confesiones, como el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental y la comunión anglicana, para encontrarse en una imagen histórica con Fidel Castro en La Habana en 1998, para ser el Papa más canonizador y beatificador y para, en una palabra, posicionar a la Iglesia que lideraba con 1.900 millones de fieles como el faro y la guía del mundo que le tocó vivir.

El hombre de las decisiones pacientes

A Juan Pablo II tampoco le faltaron detractores, como todos aquellos que despotrican contra la figura por ser líder de un credo que no comparten, aunque el profesor catalán destaca que en la recreación histórica de los 26 capítulos de su vida, con un contexto histórico distinto y perfectamente recogido en esta publicación, uno se acerca a la personalidad del Papa y sabe que lo que «uno en su lugar hubiese hecho lo mismo que él». «Tradicionalmente se le imputa abordar problemas desde un punto de vista sobrenatural, pero él analizaba todo con tranquilidad, tenía mucha paciencia, le gustaba documentarse y nunca tomaba decisiones en caliente. Podía esperar veinte años en tomarla si era la correcta y cuando presenciaba discusiones de los cardenales delante de él, se retiraba para ser ecuánime y tomar una determinación clara».

Hay una parte de los feligreses que recordarán siempre a Karol Wojtyla como el "Papa de todos los católicos". No quiere significar que no se acepte a Joseph Ratzinger, matiza el autor de esta biografía, sabedor como es de las masas que arrastraba a su paso su predecesor al que pidió en varias ocasiones jubilarse y retirarse a su Baviera natal para seguir cultivando su estilo áspero y escolástico que le valieron la fama como el "intelecto del Vaticano". «Juan Pablo II no le dejó, tenía trabajo preparado para él», coteja Marmelada, y aprecia: «Como Santo Padre, Benedicto XVI está sorprendiendo también a los fieles, como ocurrió en su visita reciente a Inglaterra, presentándose afable, sonriente y simpático también, por qué no».

«El tiempo le hará justicia a Joseph Ratzinger —completa el profesor—, quizás póstumamente». Como no ocurrió con otro Papa, al que ya se le tributó en vida, Juan Pablo II, y prosiguen los homenajes, como este libro.

Por Érika Montañés en ABC. 12 abril 2012

Puedes leer el primer capítulo del libro aquí.

Vídeo de presentación del libro en Intereconomía, aquí.

lunes, 9 de abril de 2012

Otra vez, como ayer.

Abraham Bloemaert - Los discípulos de Emaús (1622)

ORACIÓN

Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.

Yo sé que estás conmigo, porque he visto
en las cosas Tu sombra, que es la paz;
y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.

No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar...
¡otra vez, como ayer, te he conocido
por la manera de partir el pan!

José María Pemán

domingo, 8 de abril de 2012

¡Feliz Pascua de Resurrección!


 “Si Cristo no ha resucitado vana es vuestra fe” (1 Cor, 15, 14)

La tres Marías en el sepulcro. Bouguereau (1876)

"Al caer la tarde del sábado, María Magdalena y María, madre de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar el cuerpo muerto de Jesús. 
—Muy de mañana, al otro día, llegan al sepulcro, salido ya el sol. (Marc., XVI, 1 y 2.) Y entrando, se quedan consternadas porque no hallan el cuerpo del Señor. 
—Un mancebo, cubierto de vestidura blanca, les dice: No temáis: sé que buscáis a Jesús Nazareno: non est hic, surrexit enim sicut dixit, —no esta aquí, porque ha resucitado, según predijo. (Math., XXVIII, 5.)

¡Ha resucitado! —Jesús ha resucitado. No está en el sepulcro. —La Vida pudo más que la muerte.

Se apareció a su Madre Santísima. —Se apareció a María de Magdala, que está loca de amor. —Y a Pedro y a los demás Apóstoles. —Y a ti y a mí, que somos sus discípulos y más locos que la Magdalena: ¡qué cosas le hemos dicho!

Que nunca muramos por el pecado; que sea eterna nuestra resurrección espiritual. —Y, antes de terminar la decena, has besado tú las llagas de sus pies..., y yo más atrevido —por más niño— he puesto mis labios sobre su costado abierto".

(San Josemaría, Santo Rosario)

viernes, 6 de abril de 2012

Camino de la Cruz


Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde Él pasa.

Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo.

¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor! (Lam I,12).

Pero nadie se da cuenta, nadie se fija; sólo Jesús.

Se ha cumplido la profecía de Simeón: una espada traspasará tu alma (Lc II,35).

En la oscura soledad de la Pasión, Nuestra Señora ofrece a su Hijo un bálsamo de ternura, de unión, de fidelidad; un sí a la voluntad divina.

De la mano de María, tú y yo queremos también consolar a Jesús, aceptando siempre y en todo la Voluntad de su Padre, de nuestro Padre.

Sólo así gustaremos de la dulzura de la Cruz de Cristo, y la abrazaremos con la fuerza del amor, llevándola en triunfo por todos los caminos de la tierra.

(IV estación del Via Crucis de san Josemaría)


Lubin Baugin (S. XVII)
Muerte de Cristo custodiado por dos ángeles

Nicodemo y José de Arimatea –discípulos ocultos de Cristo– interceden por Él desde los altos cargos que ocupan. En la hora de la soledad, del abandono total y del desprecio..., entonces dan la cara audacter (Mc XV, 43)...: ¡valentía heroica!

Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad!

Cuando todo el mundo os abandone y desprecie..., serviam!, os serviré, Señor.

(San Josemaría. Punto 1 de la XIV estación del Via Crucis)

Edouard Manet. Cristo muerto con dos ángeles. 

jueves, 5 de abril de 2012

Nos amó hasta el extremo

Ford Madox Brown. El lavatorio de los pies.
 Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo,
los amó hasta el extremo (Jn, 13, 1).

martes, 3 de abril de 2012

Reinventarse


Aunque no hay nada nuevo bajo el sol. 
Estos días se trata de mirar dentro de uno mismo y ver a la luz de los ojos de Jesús, lo que no va. Y acercarse al confesionario, y contarle al sacerdote, que en esos momentos no es hombre, sino Dios.
Y como a la mujer peadora, te coge, te sana, te perdona, y quedas limpio. 
Y luego... paz. Pero la de verdad. Porque nadie te condena. 


Es Dios, que nos tiende la mano. Siempre nos está esperando. ¿Se lo vas a negar?
Esto es la reinvención... al alcance de cualquier fortuna.





lunes, 2 de abril de 2012

Juan Pablo II en el Cielo. ¡Todos a Colón!

Dos de abril de 2005. Cerca de las 10 de la noche, los móviles empezaron a sonar. A todos nos llegaba el mismo mensaje: "Juan Pablo II en el Cielo. ¡Todos a Colón!". Dicho y hecho. Al cabo de media hora me veía en la madrileña plaza de Colón, rodeada de cientos de personas, regueros se iban añadiendo mientras avanzaba la noche. 

Es difícil encontrar palabras para lo que vivimos allí aquella noche. Espontáneos gritos: "se nota, se siente, Juan Pablo está presente". Y así era. Juan Pablo II estaba allí, una vez más. Fue como una nueva Pascua antes de la Pascua.

Grupos de gente que de modo espotáneo rezaban el rosario. Otros cantando: "¡Juan Pablo, amigo, España está contigo!". Alegría, mucha alegría, y paz. 

De igual modo, fueron muchos los que espontáneamente cogieron la mochila y se fueron a Roma. Una vez más, el Papa de los jóvenes, atrayendo como un imán. Por ser auténtico, por exigir, por ser un hombre de Dios.

A los pocos días, empezaron a llegar noticias de los frutos de aquel día: conversiones, vidas nuevas, reconciliaciones, y vocaciones. Como la de mi amiga Virginia, que de dejó su trabajo en un bufete madrileño y hoy es una clarisa feliz.

Me siento orgullosa de pertenecer a la generación de los jóvenes de Juan Pablo II, el que consiguió que Jesús se metiera, de modo inexorable en la vida de tantos.  

Dejo este vídeo, especial para mí, porque me encontraba en el Cortile di san Damaso. Fue la primera vez que vi a Juan Pablo II, en el Univ. Dejó huella aquel día en mí, entonces adolescente. La alegría del Papa arrastraba a tomar decisiones comprometidas y serias, de fidelidad.
Me gusta pensar que así, con esa risa nos contemplaba a todos aquel 2 de abril en Colón.