domingo, 13 de febrero de 2011

Aborto "de saldo", prostitución y menores de edad

"Si la prostituta es de 14 años, el aborto es igual, pero más caro”. Dos vídeos secretos sobre Planned Parenthood revelan que la clínica aceptaba meretrices menores de edad y sin papeles. Ha recibido más de 1.000 millones de dólares públicos.

Artículo de Luis Rivas en el diario La Gaceta.

Un hombre entra en una consulta y se identifica como proxeneta. Le acompaña una de sus bisoñas empleadas, que acude en representación del gremio. Su propósito es desentrañar el procedimiento legal para obtener prescripciones de abortos, que, para su alborozo, no será tan escrupuloso como pensaban. “De acuerdo, no queremos que nadie tenga problemas”, asiente la directora de la clínica. Una de las nimias singularidades de las prostitutas, no obstante, es que tienen “en torno a 14 o 15 años”, susurra el patrón. “Yo nunca les he dicho esto”, responde su interlocutora: “Pero si tienen 14 años o menos y necesitan un aborto sólo pasen por ahí... sus protocolos son menos estrictos”. La orientadora busca un ejemplar de los derechos del menor y exclama: “¡Son como mi Biblia!”. Ríe con teatralidad. Sin embargo, surge otro inconveniente. “Algunas de mis chicas no hablan inglés...”, insinúa él. “Entiendo que no tienen papeles...”, confirma ella. La prostituta calla. “¡Inmigrantes bienvenidas!”, sentencia la gobernanta.

El vídeo, grabado de soslayo durante una consulta en un centro de Planned Parenthood (Paternidad Planificada) en Nueva Jersey, recoge, asimismo, que la empresa “quiere saber lo menos posible”, lo que no es óbice para que la directora de la clínica aconseje a las chicas que se hagan pasar por “estudiantes” para lograr “precios más baratos” y que, llegado el caso, no olviden indicar que “su pareja es de su misma edad o menor”. Será sencillo si cumplen una orden: “Sólo hablen conmigo o con mi cómplice”, en el ámbito oral, mientras que con los formularios la premisa es similar: “Dejen las casillas en blanco y digan que no entienden nada, que quieren ver a la enfermera”. La gobernanta, por último, advierte al proxeneta de que sus empleadas no podrán practicar sexo en dos semanas pero le asesora, acaso ruborizada: “¿Obtener dinero durante este tiempo? Seguirán activas de cintura para arriba”.



Los rutilantes papeles de proxeneta y prostitutas fueron desempeñados hace 10 días por activistas provida de la asociación Live Action. Según esta agrupación, “Planned Parenthood recibe más de 350 millones de dólares de las arcas públicas cada año”, cantidad que, no obstante, se queda corta apreciando otras estimaciones. El congresista republicano por Nueva York Chris Smith calcula que “practican 324.000 abortos cada año y han derivado ya más de 1.000 millones de dólares en honorarios pagados por nuestros Gobiernos”.

La previsible polémica, entretanto, ha abocado a la presidenta de Planned Parenthood, Cecile Richards, a enviar una carta al fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder. La misiva explica que el procedimiento de actuación en casos como el registrado consiste en alertar a las autoridades, pero que su equipo consideró que “se trataba de una broma de mal gusto”. No obstante la explicación, la protagonista de la mofa, Amy Woodruff, ha sido despedida con celeridad. Lila Rose, presidenta de Live Action, interpreta que “claramente no pensaron que era una broma si han echado a la implicada”. Pese a que el cese de la directora del centro de Nueva Jersey fue argumentado en una “política de tolerancia cero con este tipo de comportamientos”, una nueva grabación, difundida hace una semana, refleja un procedimiento similar en otra sucursal, aunque en esta caso en Virginia.

Estos documentos ilustran el prosaico debate surgido a raíz de la iniciativa republicana en el Congreso que pretende lograr que “ni un sólo dólar público sirva para financiar abortos”. La propuesta, introducida por el citado Smith como H.R. 3, será votada en el Capitolio en las próximas semanas. Esta legislación pretende reformar la ley reproductiva firmada por Richard Nixon en 1970, calificada de “pobre e insuficientemente explicativa” por el bloque conservador, y que financia en la actualidad, según datos del Departamento de Salud, la planificación sexual de 5 millones de mujeres en todo el país. Pese a que el Título X de la normativa prohíbe expresamente el empleo de fondos públicos en abortos, los supuestos y excepciones han convertido la ambigüedad en su ámbito de operaciones. “Se trata de personal de Planned Parenthood ayudando y alentando el tráfico sexual de menores. Este vídeo expone la duplicidad de discurso y una criminalidad potencial. Es una atrocidad”, señala Smith.

La iniciativa cuenta con el pertinaz apoyo de una decena de asociaciones ciudadanas. Las herramientas empleadas por estos contribuyentes anónimos para difundir sus acusaciones se asemejan a las del Tea Party. Sirva de ejemplo Live Action, que insta a sus miembros a realizar “una labor de lobby con familiares, amigos y vecinos a través del correo electrónico, enviar cartas al director a los diarios y dirigirse a las oficinas locales de los congresistas”. Para Rose, “estamos ante un problema institucional muy grave y la gente está empezando a prestar atención”. Evidentemente, su percepción es antitética a la de Planned Parenthood, que ha indicado que “lo que los americanos quieren es que el Congreso se centre en arreglar la economía y crear empleos”.

jueves, 10 de febrero de 2011

YOUCAT

Benedicto XVI envía un nuevo un mensaje a los jóvenes con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. En esta ocasión lo hace a través del prólogo al YouCat -Catecismo editado en lenguaje juvenil que se incluirá en la bolsa del peregrino-. En sus palabras, el Papa recuerda a los jóvenes la importancia de conocer en profundidad su Fe. “Debéis conocer aquello en lo que creéis, debéis conocer vuestra fe con la misma precisión con la que un especialista informático conoce el sistema operativo de un ordenador o el músico su partitura”.

Estudiad el catecismo con pasión y perseverancia. Sacrificad vuestro tiempo en ello. Estudiadlo en silencio, compartidlo con amigos, formad grupos de oración y estudio, intercambiad impresiones por Internet”, exhorta Benedicto XVI a los jóvenes. A la vez les advierte de la necesidad que tienen de “estar más fuertemente arraigados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder resistir con fuerza y decisión las tentaciones de este tiempo. Necesitáis la ayuda divina, si vuestra fe no quiere secarse como una gota de rocío al sol, si no queréis sucumbir a la tentación del consumismo, si no queréis que vuestro amor se ahogue en la pornografía, si no queréis traicionar a los débiles y a las víctimas de abusos y de violencia”.

El último consejo que recoge el prólogo está directamente relacionado con los últimos sucesos ocurridos en el seno de la Iglesia y que han podido causar recelo y rechazo por parte de muchos jóvenes. “Sabéis todos cómo ha sido herida la comunidad de los creyentes por los ataques del mal en los últimos tiempos, por la penetración del pecado en el interior, incluso en el corazón de la Iglesia. No uséis esto como pretexto para huir de la mirada de Dios, ¡vosotros mismos sois el cuerpo de Cristo, la Iglesia! Llevad el fuego intacto de vuestro amor en esta Iglesia cada vez que los hombres le han oscurecido el rostro”.

Para poner de manifiesto la importancia de los más jóvenes dentro de la comunidad de creyentes, Benedicto XVI recuerda cómo, en uno de los momentos más bajos de la historia del pueblo de Israel, Dios no llamó a un gran personaje sino a un joven llamado Jeremías. El joven, asustado por la importancia de la misión encomendada, se dirigió a Dios: “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven”. (Jer 1,6). Pero Dios le dijo: “No digas: Soy demasiado joven, porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene” (Jer 1,7)”.

Traducido al lenguaje juvenil

Al inicio del prólogo, Benedicto XVI explica que este Catecismo traducido al lenguaje de los jóvenes es una síntesis del Catecismo de la Iglesia Católica impulsado por su predecesor, Juan Pablo II. “Después del Concilio Vaticano II (1962-1965) y en un contexto cultural cambiante, muchas personas ya no sabían correctamente qué debían creer propiamente los cristianos, qué enseñaba la Iglesia, y cómo todo esto se podía adaptar al nuevo clima. Juan Pablo II decidió de un modo audaz que los obispos de todo el mundo escribieran un libro con el que responder a estas preguntas”.

La elaboración del YouCat ha sido una iniciativa de la Conferencia Episcopal Austriaca pensada para ser distribuida en las Jornadas Mundiales de la Juventud. Su elaboración ha sido encomendada a varios sacerdotes, teólogos y catequistas y en ella han participado también un número importante de jóvenes con la supervisión del Arzobispo de Viena, el Cardenal Schönborn. Las más de trescientas páginas de texto se editarán en al menos siete idiomas: alemán, inglés, francés, italiano, español, portugués y polaco. En la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid entre el 16 y el 21 de agosto se distribuirán al menos un millón de copias.

Al igual que el Catecismo de la Iglesia Católica que ha servido de base para su elaboración, el YouCat consta de cuatro apartados:
1. “En qué creemos”
2. “La celebración del misterio cristiano”
3. “La vida en Cristo” y
4. “La oración en la vida cristiana”.

Fuente: aceprensa.com

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Niña o mujer?

El Gobierno español se plantea elevar de los 14 a los 16 años la edad mínima para contraer matrimonio. Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales recomiendan esta edad y los expertos que trabajan en la reforma de la Ley de Protección de la Infancia están de acuerdo con esa posibilidad. A pesar de que ve con buenos ojos este cambio, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha señalado que descarta que se vaya a recoger en esta legislatura.

España es el país que fija la edad más baja para poder casarse junto con Uruguay, aunque en el caso del país latinoamericano las chicas pueden hacerlo a los 12 años. México fija la edad de las chicas a los 14 y la de los chicos a los 16. En Yemen, tanto ellos como ellas pueden contraer matrimonio a los 15. En el resto de países, los chicos al menos, tienen que haber cumplido los 18 años.

El Instituto Nacional de Estadística ofrece algunos datos sobre el número de matrimonios celebrados en España en los que al menos un contrayente es menor de 16 años. En la primera década del siglo XXI contrajeron matrimonio 342 adolescentes de 14 y 15 años. En 2009 hubo 6 de tales matrimonios: tres chicas tenían 14 años y las otras tres, 15; y de lo chicos, dos tenían 15 años.
Las cifras no parecen preocupantes y los casos que se dan se reducen casi solo a gitanos o inmigrantes en cuyas culturas son normales los casamientos en la adolescencia. Siempre existe el temor de que este tipo de compromisos sean forzados, pero no hay pruebas.

Al hilo de este debate, vuelve a ponerse de manifiesto que lo que preocupa a algunas organizaciones como Save the Children o el Foro Español de la Familia es la edad de consentimiento de las relaciones sexuales, que en España está fijada en los 13 años. La diferencia de criterio para fijar una edad mínima u otra según el aspecto que se legisle pone de manifiesto la dificultad para discernir cuándo un niño alcanza la madurez suficiente para tomar algunas decisiones. En asuntos que tienen que ver con la seguridad y la salud, la ley es cada vez más protectora y eleva la edad, por ejemplo, para consumir tabaco o alcohol. En cambio, la rebaja para la autonomía sexual, como si los jóvenes fueran más maduros en este campo.

Los niños y niñas con 14 años tienen que ser niños y niñas”, argumentan desde el Ministerio de Sanidad. Nada que objetar. Pero da la impresión de que las féminas de la misma edad son niñas o mujeres, según lo que se pretenda. Para el matrimonio, niñas; para el sexo, mujeres.

Según la legislación auspiciada por este Gobierno, pueden mantener relaciones sexuales consentidas ya a los 13; tienen acceso libre a la píldora del día después sin receta y sin límite de edad; e incluso pueden abortar a los 16 sin permiso de sus padres de acuerdo con la nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva. Ley que, según recuerda Santiago González en El Mundo, “contiene 60 veces el término mujer, ninguna el de niña y una sola adolescente”.

Fuente: www.aceprensa.com

lunes, 7 de febrero de 2011

El legado


Por Leopoldo Abadía
Economista, profesor del IESE, analista financiero

Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que «Dios les coja confesados».

Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.

En muchas conferencias, se levanta una señora (esto es pregunta de señoras) y dice esa frase que me a mí me hace tanta gracia: «¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?» Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya está crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir «¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?»

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: «¡y a mí, ¿qué me importa?!» Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.

Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz…y me exigieron mucho.

Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. ¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.

Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.

A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales, …Lo que por ahí se llama «buena gente».

Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Y harán negocios sanos. Y, si son capitalistas, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano. (Si son mala gente, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano, pero que ellos son unos sinvergüenzas.)

Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos… En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho más qué hijos íbamos a dejar a este mundo.

A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.

Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.

Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.

P.S.

1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.
.