El Gobierno español se plantea elevar de los 14 a los 16 años la edad mínima para contraer matrimonio. Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales recomiendan esta edad y los expertos que trabajan en la reforma de la Ley de Protección de la Infancia están de acuerdo con esa posibilidad. A pesar de que ve con buenos ojos este cambio, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha señalado que descarta que se vaya a recoger en esta legislatura.
España es el país que fija la edad más baja para poder casarse junto con Uruguay, aunque en el caso del país latinoamericano las chicas pueden hacerlo a los 12 años. México fija la edad de las chicas a los 14 y la de los chicos a los 16. En Yemen, tanto ellos como ellas pueden contraer matrimonio a los 15. En el resto de países, los chicos al menos, tienen que haber cumplido los 18 años.
El Instituto Nacional de Estadística ofrece algunos datos sobre el número de matrimonios celebrados en España en los que al menos un contrayente es menor de 16 años. En la primera década del siglo XXI contrajeron matrimonio 342 adolescentes de 14 y 15 años. En 2009 hubo 6 de tales matrimonios: tres chicas tenían 14 años y las otras tres, 15; y de lo chicos, dos tenían 15 años.
Las cifras no parecen preocupantes y los casos que se dan se reducen casi solo a gitanos o inmigrantes en cuyas culturas son normales los casamientos en la adolescencia. Siempre existe el temor de que este tipo de compromisos sean forzados, pero no hay pruebas.
Al hilo de este debate, vuelve a ponerse de manifiesto que lo que preocupa a algunas organizaciones como Save the Children o el Foro Español de la Familia es la edad de consentimiento de las relaciones sexuales, que en España está fijada en los 13 años. La diferencia de criterio para fijar una edad mínima u otra según el aspecto que se legisle pone de manifiesto la dificultad para discernir cuándo un niño alcanza la madurez suficiente para tomar algunas decisiones. En asuntos que tienen que ver con la seguridad y la salud, la ley es cada vez más protectora y eleva la edad, por ejemplo, para consumir tabaco o alcohol. En cambio, la rebaja para la autonomía sexual, como si los jóvenes fueran más maduros en este campo.
“Los niños y niñas con 14 años tienen que ser niños y niñas”, argumentan desde el Ministerio de Sanidad. Nada que objetar. Pero da la impresión de que las féminas de la misma edad son niñas o mujeres, según lo que se pretenda. Para el matrimonio, niñas; para el sexo, mujeres.
Según la legislación auspiciada por este Gobierno, pueden mantener relaciones sexuales consentidas ya a los 13; tienen acceso libre a la píldora del día después sin receta y sin límite de edad; e incluso pueden abortar a los 16 sin permiso de sus padres de acuerdo con la nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva. Ley que, según recuerda Santiago González en El Mundo, “contiene 60 veces el término mujer, ninguna el de niña y una sola adolescente”.
Fuente: www.aceprensa.com
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