martes, 29 de enero de 2013

Jardín de invierno


Llega el invierno. Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.

Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno.


Creció el rumor del mundo en el follaje,
ardió después el trigo constelado
por flores rojas como quemaduras,
luego llegó el otoño a establecer
la escritura del vino:
todo pasó, fue cielo pasajero
la copa del estío,
y se apagó la nube navegante.

Yo esperé en el balcón tan enlutado,
como ayer con las yedras de mi infancia,
que la tierra extendiera
sus alas en mi amor deshabitado.


Yo supe que la rosa caería
y el hueso del durazno transitorio
volvería a dormir y a germinar:
y me embriagué con la copa del aire
hasta que todo el mar se hizo nocturno
y el arrebol se convirtió en ceniza.

La tierra vive ahora
tranquilizando su interrogatorio,
extendida la piel de su silencio.


Yo vuelvo a ser ahora
el taciturno que llegó de lejos
envuelto en lluvia fría y en campanas:
debo a la muerte pura de la tierra
la voluntad de mis germinaciones.

Pablo Neruda


domingo, 27 de enero de 2013

Hoy nació el genio

El 27 de enero de 1756 venía al mundo Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, (Wolfy para los amigos). Así que no puedo dejar pasar esta fecha sin un recuerdo para uno de los más grandes de la historia de la música.

Y si a la buena múscia le unimos buena pintura, el resultado puede ser tan bello como este:

sábado, 26 de enero de 2013

Sol de invierno

Joaquín Sorolla: Jardín de invierno.


Es mediodía. Un parque.

Invierno. Blancas sendas;

simétricos montículos

y ramas esqueléticas.

Corinne Quibel


Bajo el invernadero,

naranjos en maceta,

y en su tonel, pintado

de verde, la palmera.

Konstantin Andreyevich Ukhtomsky


Un viejecillo dice,

para su capa vieja:

«¡El sol, esta hermosura

de sol!…» Los niños juegan.

Winslow Homer, 1872.


El agua de la fuente

resbala, corre y sueña

lamiendo, casi muda,

la verdinosa piedra.

Antonio Machado

Joaquín Sorolla: Reflejos en la fuente.

jueves, 24 de enero de 2013

Uno de nosotros


La Iniciativa Ciudadana Europea contraria al aborto One of us era recientemente legitimada por la Comisión Europea. De la misma manera, el pasado viernes, 18 de enero, se presentaba en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid la rama española de Uno de nosotros.

El objetivo principal de esta iniciativa es la defensa de la vida y la dignidad de todo ser humano ya desde su etapa vital como embrión. "No hay otra iniciativa ahora más importante y necesaria", aseguró en la presentación Alicia Latorre, presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida.

Para conseguirlo, se trabaja activamente para conseguir la recogida de al menos un millón de firmas en Europa para reclamar a la Unión Europea esa defensa de la dignidad, el derecho a la vida y la integridad de todo ser humano.

De hecho, ya hay comités de Uno de Nosotros organizando la recogida en 25 de los 27 países de la Unión Europea, y pronto los habrá en todos ellos.

La Iniciativa Ciudadana es un instrumento legislativo novedoso en la Unión Europea. En la actualidad hay siete "iniciativas ciudadanas europeas" en marcha en el continente, sobre temas muy diversos, y una de ellas es Uno de nosotros.

El plazo para la recogida de firmas se extiende hasta el 1 de noviembre de 2013 y se puede firmar a través de la propia web en internet. Sólo pueden firmar ciudadanos de la Unión Europea mayores de 18 años.

martes, 22 de enero de 2013

Más sobre masonería

Otra entrevista a don Manuel Guerra Gómez, esta vez en el programa Buen café, por Javier García Mateo:


Del libro Masonería, religión y política ya se han vendido 5.000 ejemplares en tres meses. ¿Aún no lo tienes? No te quedes sin saber cómo funciona tanto la "masonería de mandil": la que hace que grandes dirigentes políticos de España y de Europa estén colaborando en la sustitución del paradigma religioso tradicional de los países occidentales con otro programa que promociona la ideología de género, el sincretismo, la laicización de la sociedad y el relativismo moral cuyos objetivos son idénticos a los que promueven la masonería y, peor, sin que nadie se dé cuenta.


domingo, 20 de enero de 2013

20 años sin Audrey


De origen anglo-holandés, hija de la Baronesa Ella van Heenstra y Joseph Victor Henry Ruston, un financiero irlandés. Vivió sus primeros años en Holanda, pero tras el divorcio de sus padres en 1938 se trasladó a Londres. Allí estudiará danza y arte dramático en la Marie Rambert School

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, tuvo que regresar a Holanda pero con el fin del conflicto vuelve a tierras británicas donde comienza a trabajar como modelo y poco después como actriz teatral. 

Su primer contacto con el cine (1948) le sirvió para adquirir experiencia y para poder presentarse con éxito en Broadway. Antes de triunfar en el mercado norteamericano con la Paramount, rodó un mínimo de seis películas en Inglaterra y ya en 1952 William Wyler le ofreció protagonizar la deliciosa comedia Vacaciones en Roma, cinta que la convirtió en una verdadera estrella. Gracias a esta película obtuvo su primer Oscar como mejor actriz y, lo que es más importante, conquistó al público americano por su belleza y elegancia. 

Su largo currículum cinematográfico destaca por la calidad de películas como Desayuno con diamantes (1961, de Blake Edwards), Charada (1963, de Stanley Donen), Sola en la oscuridad (1967, de Terence Young). En un registro más dramático, Historia de una monja (1959, de Fred Zinneman). 

En 1954 se casó con el actor Mel Ferrer, con quien tuvo a su hijo Sean, y del que se divorció en 1968. Un año después volvió a casarse, esta vez con el doctor Andrea Dotti, un matrimonio que duraría hasta 1976 y del que nacería su segundo hijo Luca Andrea
Sus últimos años los pasó acompañada de Robert Wolders.



Estuvo nominada al Oscar como mejor actriz en cuatro ocasiones más, por Sabrina en 1954, Historia de una monja en 1959, Desayuno con diamantes en 1961 y por Sola en la oscuridad en 1967. Fué esta última película la que marcó su retirada de la gran pantalla a la que regresaría juanto a Sean Connery en 1976 para rodar Robin y Marian.

Pero no sólo serían los galardones norteamericanos los que formalizarán la reconocida calidad de Audrey, de hecho en 1958 logró el premio a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián y el Bafta Británico en la misma categoría por Historia de una monja (Repetiría este premio en 1963 por Charada). 

También protagonizó inolvidables musicales, como Funny face, junto a Fred Astaire. Pero sobre todo, merece mención especial My Fair lady, basada en la obra Pigmalión de  George Bernard Shaw, junto a Rex Harrisson, dirigidos por George Cukor en 1964.

En Somalia, 1992
Desde que fue nombrada en 1988 embajadora de UNICEF, Audrey Hepburn se dedicó por completo a su labor humanitaria (sólo hemos de recordar que la actriz viajó a Somalia poco tiempo antes de que le diagnosticaran el cáncer de colon que acabó con su vida). 

En 1993, meses después de su muerte, la Academia de las Artes y Ciencias cinematográficas de Hollywood le concedió un Oscar humanitario Jean Hersholt por su labor como embajadora permanente de UNICEF

Ella aportó al cine un encanto nuevo. Su elegancia traspasó la pantalla convirténdose en icono de moda. Además aportó, bajo su aparente fragilidad, una voluntad de hierro y una inteligencia que le permitieron mantener el brillo y encanto de la juventud.

Audrey Hepburn y George Peppard. Desayuno con diamantes, (1961). Blake Edwards.
A pesar del paso del tiempo, no han sido pocos los diseñadores que se han inspirado en ella para sus creaciones. Míticos fueron los diseños creados por Edith Head para ella en muchas de sus películas. Como también lo fueron los de Hubert de Givenchy, con quien mantuvo una buena amistad.  Pero también lució como nadie los modelos de Saint Laurent y Valentino.
Su imagen elegante y distinguida, se alejaba de la exhuberancia de las actrices tan de moda en los 50, como Marilyn, y no por ello dajó de ser hiper femenina.

Givenchy vistiendo a Audrey Hepburn
Encantadora la vemos en Love in the afternoon (1957), junto a Maurice Chevalier y Gary Cooper.
Por muchos años que pasen, la estela de Audrey siempre permanece.

Como Eliza Doolittle en My fair lady

sábado, 19 de enero de 2013

10 frases reveladoras de médicos abortistas


Las 10 frases más reveladoras que se les escaparon a médicos abortistas
Fuente: Religionenlibertad.com

En España es famosa una frase que le dijo el dueño del abortorio Dator de Madrid, al doctor Jesús Poveda, veterano activista provida que a menudo la recuerda en público: "yo le pregunté cómo es que él, siendo médico, sabiendo lo que es de verdad un aborto, puede realizarlos", explica Poveda, "y él me respondió: ´Hasta yo me asombro de las cosas de que soy capaz por dinero".

En una sociedad de la comunicación, los técnicos y empresarios del aborto hablan (o escriben: en congresos, memorias, diarios...) y sus frases permanecen. 
En LiveActionNews.org han recopilado 10 frases reveladoras:

1. "A ellas no se les permite nunca mirar la pantalla de ultrasonidos, porque sabemos que si lo hacen y escuchan el latido del corazón, no querrían hacerse el aborto".
Dr. Randall, antiguo abortista

2. "Incluso hoy lo siento como algo un poco peculiar, porque como médico fui entrenado para conservar la vida, y aquí estoy, destruyéndola".
Dr. Nejamin Kalish, abortista.

3. "Tienes que llegar a ser un poco esquizofrénico. En una habitación, animas a una paciente y le dices que la ligera irregularidad cardíaca del feto no es importante, que tendrá un bebé bueno, sano. En la otra habitación, le aseguras a otra mujer, a la que le acabas de hacer un aborto salino, que es buena cosa que el latido del corazón sea ya irregular, que no se preocupe, que no tendrá un bebé vivo. De repente, uno se da cuenta de que en el momento de la infusión salina había mucha actividad en el útero. No eran corrientes de fluido. Era, obviamente, el feto dañado al tragar la solución de sal concentrada y pateando violentamente, y eso es en cualquier sentido el trauma de la muerte. Alguien tiene que hacerlo, y desafortunadamente somos los ejecutores de este acto.  
Dr. John Szenes, abortista.

4. "Decirle a esas mujeres que sus fetos sienten dolor es acumular tormento sobre tormento. Esas mujeres tienen un dolor real. No llegaron con facilidad a esta decisión. Crear otra barrera para ellas para alcanzar el cuidado médico que necesitan es realmente injusto". 
Dave Turok, abortista.



5. "Esta es la razón por la que odio el uso excesivo del forceps: las cosas se rompen. Sólo hay dos tipos de doctores que dicen nunca han perforado un útero, los que mienten y los que no hacen abortos".
Abortista anónimo.

6. "Me fui donde ya no tuviese que soportar ver cuerpecitos nunca más".
Dra. Beverly McMillan, antigua abortista.

7. "Creo que he sido afortunada por formar parte de esto. Si no me hubiera implicado, habría ido por la vida perfectamente satisfecha de acudir a fiestas de la sociedad médica y habría resultado muy, muy soso. Me habría aburrido como una tonta". 
Dra. Jane Hodgson, abortista pionera.

8. "La pena, bastante distinta al sentimiento de vergüenza, la exhiben de una forma u otra prácticamente cada una de las mujeres a las que les he practicado un aborto, y eso son unas 20.000 a fecha de 1995. La pena se revela en el hecho de que la mayoría de ellas lloran en algún momento durante la experiencia. El proceso de duelo puede durar unos pocos días o varios años. El duelo a veces se aplaza. El duelo puede yacer sublimado y dormido durante años". 
Dra. Susan Poppema, abortista.

9. "Si veo un caso, de más de 20 semanas, donde francamente eso es un niño, para mí, realmente me hace pensar y sufrir, porque ¡el potencial está aquí tan inminente! Por otro lado, tengo otra postura, que creo que es superior en la jerarquía de preguntas, y es esta; ¿quién posee ["owns"] a este niño? Tiene que ser la madre". 
Dr. James McMahon, abortista.

10. "Sabemos que es matar, pero el estado nos permite matar bajo ciertas circunstancias".
Dr. Neville Sender, abortista.

jueves, 17 de enero de 2013

miércoles, 16 de enero de 2013

En la vieja casa



En la vieja casa, libre ante mí 
diviso Praga entera a la redonda;
al fondo, silencioso y quedo el paso, 
pasa de largo la hora honda del crepúsculo. 

La ciudad se desvanece como detrás de una luna. 
Alta sólo, al modo de un gigante empenachado, 
se alza ante mí la cúpula verdosa 
de la Torre de San Nicolás. 

Ya parpadea aquí y allá una luz 
lejana sobre el denso fragor ciudadano.
Para mí es como si en la vieja casa 
ahora una voz me dijera “Amén”.

Rainer María Rilke.
Ofrenda a los lares, 1895.

jueves, 10 de enero de 2013

Belleza en el horizonte

Fuente: Carlos Goñi en Arvo.net

No me extraña que para Alexander Blok el arte fuera «el presentimiento de la verdad» y para André Forssard, «una mentira que dice la verdad».

En la antigüedad, arte era sinónimo de técnica (tekne, en griego, y ars en latín) y comprendía todos los procedimientos llevados a cabo para conseguir un fin práctico, así se hablaba del arte de construir, de navegar, de escribir, del arte de la guerra, de la caza, etc. Nosotros, en cambio, reservamos el nombre de arte a la actividad técnica que busca la creación de belleza. Así, decimos que una obra de arte es un producto de la actividad humana con un carácter universal que tiene como valor principal la belleza. La búsqueda de la belleza hace que la obra producida por el artista supere su sentido meramente práctico y adquiera un carácter universal. Por ese motivo, la obra de arte propiamente no tiene ninguna utilidad práctica (como mucho, adorna) y puede ser disfrutada, en todo tiempo y lugar, por cualquier persona. A lo largo de la historia, el ser humano se ha servido de las creaciones artísticas como imprescindibles medios de comunicación. Siendo el arte un lenguaje universal, puede traspasar fronteras espacio temporales y llegar adonde no llegan otras manifestaciones culturales. Por eso, el bagaje artístico de un pueblo nos sirve para entender mejor su cultura, sus creencias, sus preocupaciones, sus proyectos, sus frustraciones, en fin, su forma de ver el mundo.


El arte es la capacidad que tiene el ser humano de crear obras bellas, que no solamente obedecen a leyes técnicas, sino, sobre todo, al genio creador del artista. La función del artista consiste en domesticar la materia para que en ella se exprese la belleza, para lo cual, muchas veces tendrá que dejar que la obra se desarrolle libremente, otras tendrá que asistir a la materia para que dé a luz la belleza que contiene en su interior. Miguel Ángel decía que cada trozo de mármol contiene una escultura y que el escultor sólo tiene que quitar la piedra sobrante. Esa domesticación de la materia quedó expresada en la inscripción que el ingeniero romano julio Cayo Lacer colocó en el puente de Alcántara: Ars ubi materia vincitur ipsa sua, es decir, artificio mediante el cual la materia se vence a sí misma.

La experiencia de muchos artistas pone de manifiesto que la obra de arte tiene una dinámica propia y que se asemeja a un ser vivo: nace y crece. El nacimiento se corresponde con la idea inicial (la inspiración) y el crecimiento con el trabajo del artista. Si resulta misteriosa la experiencia de la inspiración no lo es menos la del trabajo artístico. En lo más íntimo de su taller, el genio creador sabe que su trabajo consiste en dejarse sorprender por su propia creación. Así, cuando la obra adquiere independencia, ya no pertenece propiamente al artista y pasa a formar parte del universo de las creaciones artísticas.

El proceso creador culmina con una obra que será no sólo un producto material, sino también un vehículo de expresión de sentimientos y un medio de comunicación de ideas, de educación y conocimiento.

Una característica esencial de una obra de arte es que, al contemplarla, se produce un goce estético. Todos hemos tenido alguna vez esta experiencia en la que descubrimos, como pensaba Kant, la huella del espíritu humano en los objetos bellos; mediante ella salimos, como decía Schopenhauer, de nosotros mismos y quedamos como extasiados, o simplemente sentimos placer al contemplarla.

El carácter experiencial del juicio estético ha dado lugar a entenderlo como un juicio meramente subjetivo. Es el sentido del dicho: «sobre gustos no hay nada escrito». Sin embargo, aunque el juicio estético contenga una buena dosis de subjetividad, eso no significa que no existan criterios objetivos para determinar si una obra es artística o no. Quizá «sobre gustos» sí haya mucho escrito, lo que pasa es que no lo hemos leído. Probablemente, un joven prefiera escuchar la última canción de su grupo favorito antes que una sinfonía de Beethoven, entonces, ¿por qué esta última se considera una obra de arte y aquella no? Quizá porque el juicio estético, aunque es subjetivo, contiene una cierta dosis de objetividad otorgada por la belleza.

Los filósofos que se han dedicado a estudiar las condiciones de posibilidad de la obra artística como actividad humana, así como los problemas que se derivan de ella: la comunicación artística, su valor, los diferentes lenguajes artísticos, etc., se pueden agrupar en dos grandes tendencias que entienden el arte de forma distinta: 
- El arte como medio de expresión: mediante su obra, el artista comunica sentimientos, emociones, ideas, desacuerdos, etc. 
- El arte como realización bella: la obra de arte no pretende expresar nada, sino solamente provocar un goce estético en quien la contempla.

Konstantin Korovin: Dos mujeres en la terraza, 1911.
Seguramente las dos teorías son compatibles, ya que nuestra experiencia estética tiene en cuenta tanto el elemento expresivo como el puramente formal. Es decir, hay obras que nos gustan por lo que comunican y hay otras que nos gustan por su belleza intrínseca.

Todos disponemos de sensibilidad estética, pero no todos somos críticos de arte. Descalificar una escultura, un cuadro, un poema o un edificio porque no nos gustan, resulta a veces precipitado. Si están considerados como obras de arte, lo mejor es que nos dispongamos a escuchar a los entendidos y a dejarnos formar nuestro juicio estético.

La filosofía del arte nos ofrece algunos indicadores para determinar si estamos o no ante una auténtica obra de arte. Estos indicadores son cuatro:

Primero: la obra de arte supone un hecho comunicativo, donde los papeles de emisor (artista) y receptor (público) no son intercambiables como ocurre en la comunicación habitual. Además, el arte no tiene barreras idiomáticas ni espacio temporales, como ya hemos dicho.

Segundo: la obra de arte es original y como tal debe sorprender al espectador. Ser original no es fácil, porque se debe contar siempre con que el público entienda el mismo código que utiliza el artista y a la vez salirse de él.

Tercero: la obra de arte guarda un equilibrio formal, es decir, por muy libre que sea, está sometida a ciertas normas de composición que se conocen como canon artístico. Si el canon es muy estricto se puede caer en el academicismo, con el riesgo de perder la originalidad.

Cuarto: la obra de arte expresa el talento del artista. De aquí surge una pregunta que nos hemos hecho muchas veces: ¿una producción adquiere el rango de obra de arte porque está hecha por un artista, o alguien es un artista porque crea obras de arte?

Las extravagantes manifestaciones artísticas de las últimas décadas nos pueden llevar a pensar que estamos presenciando el final del arte, el fin de la belleza. (...)
Si en nuestros días el hombre se encuentra desorientado es debido a que ha dado la espalda al resplandor de la verdad que es la belleza. En su poema Los versos, José Manuel Gutiérrez escribe: «Tan pequeños, los versos / guardan la Luz en sus bolsillos». 

En la medida en que el hombre sea capaz de recuperar esa luz, podrá volver a orientarse. Una vez más, en el arte, en la belleza, radica nuestra esperanza.

martes, 8 de enero de 2013

Alhambra




Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.

Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última. 

Jorge Luis Borges, 1976

Manuel Gómez Moreno: Salida de la Alhambra de Boabdil, 1880.

Francisco Pradilla: El suspiro del moro.

Marcelino de Unceta: El suspiro del moro.

Alfred Dehodencq: El exilio de Boabdil.