diviso Praga entera a la redonda;
al fondo, silencioso y quedo el paso,
pasa de largo la hora honda del crepúsculo.
La ciudad se desvanece como detrás de una luna.
Alta sólo, al modo de un gigante empenachado,
se alza ante mí la cúpula verdosa
de la Torre de San Nicolás.
Ya parpadea aquí y allá una luz
lejana sobre el denso fragor ciudadano.
Para mí es como si en la vieja casa
ahora una voz me dijera “Amén”.
Rainer María Rilke.
Ofrenda a los lares, 1895.
Me encanta Rilke, pero ¡qué vídeo!, ¡qué bonito!
ResponderEliminarUn beso.
¡Mil gracias!
Gracias, Rosa. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarBesos.
Me ha encantado el video, Hacía mucho tiempo que no escuchaba a Dvorak. Supongo que es de hechura de la casa.
ResponderEliminarIn abrazo.
Me alegro mucho.
EliminarUn abrazo, Begoña.