miércoles, 14 de diciembre de 2016

La fuente que mana y corre

Qué bien sé yo la fonte que mane y corre,
aunque es de noche.



1. Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.

2. Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.

3. Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.

4. Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.

5. Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.

6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.

7. El corriente que nace de esta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.

8. El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.

9. Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.

10. Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
porque es de noche.

11. Aquesta viva fuente que deseo, 
en este pan de vida yo la veo, 
aunque es de noche.

San Juan de la Cruz

martes, 29 de noviembre de 2016

Retorno. Paz



Acógeme, otra vez, puerto y amparo
de mis años mejores:
la casa blanca, las primeras flores,
el sencillo querer y el verso claro.

Por el alma, con voces de alborada,
me canta la alegría
de una fidelidad esperanzada
donde puedo salvarme todavía.

Porque, por fiel, me siento yo heredero
de mi parte de luz en la campiña;
hermano de la alondra… y de esa niña
coronada de azul por el romero.

Derrotada la voz de la sirena,
ha vuelto a mí la gloria
de una serenidad antigua y llena
de la parte mejor de mi memoria. 

Con tanta sangre como en ese cielo
tras la cimera nube enrojecida 
se está poniendo el sol, está en mi vida 
poniéndose el Dolor tras mi desvelo.

José María Pemán.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Sobre la felicidad

Huevo de pascua 

Por Enrique García-Máiquez en el Diario de Cádiz, 18.09.2016

En la última de Woody Allen, una glamurosa pareja es preguntada por el secreto de su felicidad. Contestan, entre las risas admirativas de todos: "Nos encantan los niños… de los demás". Se ve que es un clima de opinión, porque hace poco El Mundo titulaba un reportaje: "¿Por qué sin hijos serás más feliz?" El trabajo científico que le daba pie lo firmaban Blackstone y Stewart, sociólogos americanos, que entrevistaron a 21 mujeres y 10 hombres que habían decidido no tener hijos. El campo de estudio se parece mucho a una tertulia de amigotes después de una cena y, como se ciñe a quienes habían decidido no tener hijos, el resultado era previsible. 


Pero lo cierto es que la cuestión está aquí, y tenemos los datos de las ex pirámides de población, que mejor llamaríamos "huevos de pascua de población", por la forma que ya tienen y por la pascua que nos terminarán haciendo con las pensiones, la sanidad y hasta con la paz de las relaciones intergeneracionales. Sin embargo, insistir en la pascua es contraproducente. Estoy encantado con mis hijos, pero me entristece verlos como los solitarios sostenedores del futuro estado del bienestar. Si fuera para pagar pensiones, no los tendría. En Italia han hecho una polémica campaña que insta a las mujeres a no dormirse en los laureles: "La belleza no tiene edad, la fertilidad sí". Recordar el reloj biológico tampoco parece muy motivador. Los partidarios de la infertilidad aciertan al poner el punto de mira de su propaganda en la felicidad. 

Aunque una cosa es apuntar, y otra, dar en el blanco. Hablar de la felicidad, mientras no se invente un felicímetro (que iluminaría graves problemas filosóficos y existenciales) no deja de ser algo bastante subjetivo y presuntuoso. Yo no quiero presumir de mi felicidad ni echarla a pelear con la de nadie, pero desde que leí el articulo me obsesiona una idea. No se cuenta en esa felicidad que se propone la de los hijos, que yo sumaría. Quiero decir, la pareja sin hijos puede contar la suya, y me parece genial, y se la deseo inmensa. Lo justo es que a la de mi mujer y a la mía, que no son mancas, se sumen las de nuestros niños, que corretean alrededor de mi mesa mientras escribo esto, y, si ellos tienen hijos, que se sigan sumando felicidades, y, si no los tienen y son muy felices, que recuerden que lo son porque sus padres sí los tuvimos. La felicidad no es sólo la que se tiene, sino la que se da.


viernes, 9 de septiembre de 2016

Rafa

La partida de Rafa Lozano al Cielo tras una dolorosa enfermedad que ha sabido llevar de modo ejemplar, nos ha conmovido y removido a muchos. Tuve la suerte de conocele y tratarle. Lo definiría con cuatro palabras: generoso, alegre, piadoso y coherente. Era una persona acogedora, de esas que te reciben siempre con una sonrisa; una "persona-hogar". En él, la vida interior y el activismo provida iban de la mano, algo difícil de conseguir en estos días en los que todos vamos corriendo a todos sitios. Tengo la seguridad de que tenemos un intercesor en el Cielo.
Dicen que "se muere como se vive", y Rafa se ha ido  rodeado de los suyos, su familia y sus amigos, que han sido muchos y de todo tipo y condición, en un clima de Fe y de Alegría.
He leído mucho estos día sobre él, y me ha gustado especialmante este testimonio de Benigno Blanco, porque pienso que define a Rafa muy bien: 

"La muerte de Rafa Lozano deja en todos los que le tratamos –junto al dolor inevitable- la férrea convicción de que hemos tenido el privilegio de compartir la vida de un héroe, es decir, de alguien que ha mejorado el mundo en que vivió e influido positivamente en miles de personas, generando dinámicas de bien de amplia proyección en la historia futura, aunque nadie aquí pueda cuantificar ni conocer exactamente los frutos de su vida. Bastaba ver el martes pasado en el tanatorio de la M30 de Madrid a los cientos de personas que venían a despedirse de él y abrazar a su mujer e hijos, para percibir la estela de felicidad y vida que ha dejado Rafa en tantos: una pequeña multitud que rezumaba fe –en su mayoría-, dolor y lágrimas pero con una inmensa alegría. Fe y alegría a pesar del dolor por la separación eran el clima alrededor del cadáver de Rafa. Esa es la estela de su vida.
Cuando besé a Fani, su madre, le dije mientras recogía con mis dedos alguna de sus lágrimas silenciosas, que debía estar contenta por la vida de su hijo y porque había llegado a la meta; Fani me contestó: ¡pero si estoy contentísima! Quizá esto no lo entiendan quienes no tienen fe, pero es la marca de quienes como Rafa y Fani viven cara a Dios y, por amor a Él, entregados a hacer el bien a los demás. Fani apostó en circunstancias muy difíciles por la vida, la vida de aquel que crecía en su seno y se llamaría Rafa, y éste ha dedicado su vida a proteger la vida de tantos. El sí a la vida de una mujer provocó una cadena de otros sí con proyección en la historia y para la eternidad a través de la vida de Rafa.
He tenido la suerte de trabajar con Rafa Lozano durante muchos años, primero en el Foro de la Familia y después en Red Madre, entidades en las que Rafa desarrolló su actividad profesional durante la mayor parte de la última década con un breve intervalo entre ambos trabajos. Lo conocía de antiguo, pero nuestra relación se reforzó cuando se ofreció como voluntario en la organización de la ILP del Foro sobre el matrimonio en 2004 y en las primeras manifestaciones que desde el Foro se organizaron en 2005. Por eso, cuando quedó vacante poco después la dirección general del Foro, le ofrecí que se hiciese cargo de esa responsabilidad y él aceptó con la generosidad y el empuje que le caracterizaban. Durante aquellos años trabajamos mano a mano en las campañas del Foro en defensa del matrimonio, la libertad de educación y la vida (con la promoción de Red Madre, nombre que -por cierto- es invención de Rafa). Incluso en el breve periodo que se dedicó a otras actividades hasta su incorporación a Red Madre como director de la entidad en Madrid, siguió colaborando con nosotros como voluntario. Sé por tanto de quien hablo.
Rafa no era un hombre perfecto –¡buenas broncas le he echado en ocasiones!-, pero fue un héroe benefactor de la humanidad porque veía su vida con vocación de servicio, sabía que su misión era defender la vida en una época en que la cultura de la muerte contamina nuestro ambiente. Se comprometió con la causa de la vida en su juventud allá en las Islas Canarias y después como voluntario o profesionalmente hasta su fallecimiento. Y se comprometió con la vida junto a Lola su mujer recibiendo con alegría esos seis hijos –de Carlota a Jaime- que no podían contener las lágrimas mientras cantaban guitarra en mano con alegría cantos de vida y resurrección en el funeral celebrado en el tanatorio.
Rafa era generoso con su tiempo, estaba disponible las 24 horas (¡literalmente!) para quien lo necesitase; abrió junto con Lola las puertas de su casa a quienes necesitaban de su apoyo y compañía para superar dificultades matrimoniales o a causa de un embarazo o problemas de atracción sexual que les mortificaban. Su compromiso con la vida fue ampliando el abanico de sus dedicaciones: los no nacidos, las mujeres embarazadas, los matrimonios con dificultades, las personas con atracción por el mismo sexo …; según los años pasaban y los problemas se multiplicaban a su alrededor, Rafa y Lola (pues en esto iban siempre de la mano) ampliaban el abanico de sus intereses solidarios. Por eso tenía tantos amigos, por eso tanta gente le quiere, por eso la multitud que pasó por el tanatorio para darle su agradecido adiós.
Humanamente Rafa tenía una personalidad atractiva: sonreía siempre, era pausado, no perdía la calma, jamás hablaba mal de nadie, era muy divertido, le encantaba la gente, la calle, las masas, el megáfono y la pancarta. Era un buen amigo de sus amigos y los tenía, por eso, a miles. Era discreto, nada vanidoso, servicial y generoso con su tiempo (demasiado incluso: no sabía decir que no a nadie que le pidiese ayuda y eso a veces creaba problemas pues el día solo tiene 24 horas).
La raíz última de su personalidad y actividad –así lo percibía él- era su fe en
Dios y su amor a la Iglesia. Amaba a los hombres y los servía porque los veía a la luz de su fe como hijos de Dios. ¡Cómo me recuerda su forma de entender la historia y ver a los demás a la de la santa de Calcuta que era canonizada mientras él fallecía! En sus últimos años ese compromiso con su Dios se concretó de forma especial en la promoción de la devoción a la Virgen, especialmente en sus advocaciones de Guadalupe y Medjugorje. Y así de nuevo abrieron Lola y él su casa, ésta vez a grupos de oración vinculados a estas devociones. ¡Nunca estaban solos Rafa y Lola: las puertas de su casa y sus vidas siempre abiertas a los demás!
Sé útil, deja poso, ilumina con la luminaria de tu fe y de tu amor…” Esta recomendación del santo aragonés se hizo realidad en la vida -¡y en la muerte!- de Rafa. Y seguirá siendo realidad en los que le deben la vida: sus hijos, los que nacieron gracias a su apoyo, los matrimonios que superaron sus problemas con su ayuda, los que centraron su vida y su sexualidad con su consejo, … Esta imagen de continuidad de los frutos de la vida de Rafa se me hizo patente al ver salir del tanatorio rumbo al cementerio la “furgoneta de Rafa conducida por Carlota, su hija mayor, con todos los hermanos detrás. La vida sigue, la furgo la seguirán guiando otros y los frutos de esta vida generosa se multiplicarán hasta el fin de los tiempos. Así sucede con los héroes, aunque sean de aquellos que quizá no pasen a los libros de historia de los hombres".
Benigno Blanco Rodriguez

martes, 12 de julio de 2016

Decálogo para formar un delincuente en verano

El juez de menores Emilio Calatayud vuelve a sorprendernos con su genial ironía. Esta vez nos explica cómo criar delincuentes veraniegos sin esfuerzo:

Capítulo primero 

Desde su más tierna infancia, dé a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo le pertenece. Y en verano, queridos padres, esforzaos doblemente, así, cuando lleguen septiembre y las clases, os hará una bonita peineta y se quedará en la cama. Por supuesto, que el móvil esté siempre a su disposición, no vaya a ser que le entre un trauma al chiquillo en plenas vacaciones y os denuncie por maltrato psicológico.

 Capítulo segundo 

No se preocupe por la educación ética o espiritual de su hijo. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente. Y en verano no se preocupe por la educación a secas del niño, que esté dando la lata en la piscina hasta las tres de la madrugada y si alguien le riñe, póngase de parte de su hijo.

Capítulo tercero 

Cuando su hijo diga palabrotas y groserías, celébrelo con unas sonoras carcajadas. Eso le animará a hacer cosas todavía más graciosas como tirarse a lo bomba sobre niños más pequeños que están intentando aprender a nadar o hacer equilibrios sobre la barandilla del balcón del apartamento, etc.

Capítulo cuarto 

Nunca riña a su hijo ni le diga que se ha comportado mal. Podría crearle un complejo de culpabilidad. ¡Y a ver quién encuentra un psicólogo en pleno verano para que anime a la criaturita!

Capítulo quinto 

Recoja todo lo que su hijo deje tirado por ahí. Ni se le ocurra obligarle a recoger los bañadores mojados ni las chanclas ni nada, que le puede dar la ciática. Que lo haga la madre que los parió o el ‘pae’… Que los niños están de vacaciones. Seamos comprensivos.

Joaquín Sorolla y Bastida, 1863-1923 

Capítulo 6 

Déjele ver y leer todo lo que salga por el móvil o la tele (porque no creo que se les ocurra coger un libro). Que su cabeza se llene de basura, pero que los cubiertos con los que come estén limpios como los chorros del oro. Por supuesto, no hace falta que el niño se lave las manos o se ponga una camisa para comer después de venir de la playa o la piscina, que igual le da una lipotimia. Y si van a un restaurante, que deje el asiento bien mojado para que el que venga luego lo sienta fresquito. 

Capítulo 7 

Discuta con su mujer o con su marido siempre que pueda y delante de los niños. En verano hay todo el tiempo del mundo para dedicarse a esa práctica tan instructiva para los hijos.

Capítulo 8 

Sed generosos con los niños. Que en verano tengan todo lo que pidan: la barca hinchable, el viaje en pedalo, el parque acuático, los frigodedos para desayunar, comer y cenar, la entrada para la discoteca de adultos… Si lo hacéis así el niño nunca sospechará que para conseguir esas cosas hay que trabajar.

Capítulo 9 

Satisfaga todos sus deseos, apetitos y placeres. El sacrificio y la austeridad podría suponer una frustración más grande que la muerte de ‘Chanquete’. Y eso tampoco es, que la generación de la EGB todavía no se ha recuperado de aquello.

Capítulo 10 

Póngase siempre de su parte en cualquier conflicto que tenga con otros veraneantes. Que destruye una estatua de arena de playa que a un tipo le ha costado dos días levantar y éste le grita, denuncie al artista por agredir psicológicamente a un menor. Hasta ahí podíamos llegar…

Sed felices.

sábado, 18 de junio de 2016

Divina Presencia



Se me aclaró el sentido,
de pronto, del paisaje.
Y me sentí total como el latido 
de un corazón inmenso, y el mensaje 
del Amor a los hombres. 
Me di todos los nombres 
desde el del alba hasta el de la amapola. 
Me entregué sin prudencia y sin escudo. 
Y me sentí en la sola 
y alta hermosura del Amor, desnudo. 




Como advertí tu acento 
delgado, mi Señor, por la pradera, 
he sido en la ilusión de aquel momento 
todos los hombres, yo, en la primavera. 
Desde aquel día por los más cimeros  
picos de mi esperanza levantado,  
estoy de Tu hermosura sin linderos
con este amor total enamorado.

José María Pemán





martes, 8 de marzo de 2016

Mujer

Cuando la mujer mira a María, el mundo se humaniza; la humanidad se dignifica. No hay más. Ahí reside el secreto de la verdadera “liberalización de la mujer”. 

Flaco favor nos ha hecho el movimiento feminista histórico. Desde finales del siglo XVIII existe una lucha incesante por instaurar la idea de la mal llamada y mal entendida igualdad entre hombres y mujeres que hoy, a comienzos del siglo XXI nos ha llevado a anular la esencia femenina. Hombres y mujeres somos iguales, sí, iguales en dignidad. En la dignidad que nos confiere ser hijos de Dios. Y gracias a Él, distintos en muchos aspectos: físico, psicológico, biológico… 

Si alguna institución es consciente del valor fundamental que tenemos las mujeres en la sociedad, esa es la Iglesia Católica. Jesús de Nazareth es el primero que da a la mujer el valor que se merece. Para empezar, de los infinitos modos que Dios podría haber elegido para redimirnos, quiso hacerlo encarnándose en el vientre de una mujer. Es en las mujeres en quién Jesús se apoya tantas veces, no hay más que leer los evangelios. Son las mujeres las que permanecen al pie de la cruz en el momento de la crucifixión. Y es a una mujer a quien primero le revela Jesús que ha resucitado. 

A lo largo de la historia tenemos cientos de ejemplos de instituciones
cristianas cuyos miembros han dejado su vida en tierras de misión o zonas desfavorecidas, poniendo sus talentos y formación al servicio de la capacitación de la mujer para que puedan ser independientes social y económicamente. La formación es libertad. 

En la Virgen María tenemos el modelo de mujer. Y el demonio lo sabe, por eso la odia, y de ahí el afán de destruir en nosotras todo lo que pueda hacernos similares a Ella.

Corrientes culturales, el mundo de la moda, nos empujan a alejarnos de todo aquello que nos es intrínseco, haciéndonos caer por una pendiente, hasta el punto de que todo lo bueno y bello es denostado. Algunos incluso, llegan a utilizar la palabra Virgen como un insulto. Y la sociedad ha picado el anzuelo. Se nos ha pretendido engañar, ofreciendo como liberalizador la elección de tener o no hijos y el momento en que debe hacerse. Arrancando algo tan esencial a la mujer como es la maternidad. Políticas antinatalistas y cultura de muerte ofrecen como normal algo tan antinatural como es cegar la fuente de la vida o terminar con ella. 

Hoy, que se celebra el día internacional de la mujer, y porque quiero ser verdaderamente libre, le pido a María, -nuestra Madre-, que todas sepamos parecernos a Ella.

Pilar M-T.

lunes, 8 de febrero de 2016

La cuestión feminista

Por Jutta Burggraf. Publicado en Arvo.net.

Injusticias del pasado 

En el siglo XVIII, por ejemplo, se podía afirmar sin miedo alguno a recibir una silba: “Una mujer que piensa es tan repugnante como un varón que se maquilla”.(G. E. LESSING). Parece, de hecho, que el despliegue de la personalidad femenina se limitaba entonces a expresarse encima, y no con la cabeza. 
Conocemos, quizá, las pinturas de la época en las que se presentaban las mujeres con enormes cofias bordadas. (H. WESTHOFF-KRUMMACHER). Encima de las cabezas llegaban a darse verdaderas explosiones de creatividad. 

Franz Xaver Simm (1853–1918): La bordadora.

El ama de casa exhibía sus virtudes de laboriosidad, limpieza y habilidad manual a través del tocado, teniendo la cofia un alto valor comunicativo. Mostraba lo bien que las mujeres podían coser y bordar. Al fin y al cabo, encima de su cabeza es donde la mujer llevaba su completa educación, siendo el último toque el devocionario entre las manos. Sólo así se cumplía con la obligación de ser el orgullo y honor de su marido. 

Durante siglos, los varones realmente no tomaron demasiado en serio a las mujeres, y durante milenios las despreciaron. Algunos afirman que la miseria comenzó ya en las antiguas civilizaciones. Fue entonces cuando Aristóteles erigió la tesis de que la naturaleza había creado algunos individuos para que éstos mandasen sobre los demás, y otros para que les obedeciesen. Entre los primeros estarían, por supuesto, los varones, entre los segundos las mujeres. Desde entonces, se dice, los varones se envanecieron… 

Algunas personas sensatas amonestan que no debemos exagerar. La vida es en verdad más amplia, más rica, tiene más matices. Durante el transcurso de la historia, a las mujeres no sólo se les maltrató, sino también se les honró, no sólo las despreciaron, sino también las amaron. A la inversa, también hubo casos de varones ofendidos por mujeres, y no pocas veces, éstas se valieron para ello de cualquier fingimiento, chantaje y tormento oculto. 

Yo, francamente, no creo que sea posible leer toda nuestra historia cultural como una novela policíaca en la que exclusivamente las pobres mujeres son las oprimidas, humilladas, ridiculizadas y maltratadas por los varones malos, consiguiendo, finalmente, liberarse de ellos. Gran parte de las tensiones entre varones y mujeres son indudablemente de carácter bilateral y personal. Pero, aparte de esto, no podemos negar una clara infravaloración del sexo femenino que se ha plasmado mundialmente en innumerables convenciones y normas sociales. Pienso que ha habido evoluciones enormemente equivocadas precisamente en los últimos trescientos años. 

 Las primeras reacciones de las mujeres 

Es de agradecer que, al irrumpir la Revolución Francesa, algunas mujeres inteligentes supieron darse cuenta de que los derechos humanos tan ensalzados beneficiaban tan solo a los varones. De ahí que Olympe Marie de Gouges redactara en septiembre de 1791 la famosa
Declaración de los derechos de la mujer”, entregada a la Asamblea Nacional para su aprobación. Detrás de ella había un gran número de mujeres organizadas en asociaciones femeninas. Se definían a sí mismas como seres humanos y ciudadanas, y proclamaban sus reivindicaciones políticas y económicas. Es interesante, por ejemplo, el artículo VII de esta declaración, que reza: “Para las mujeres no existe ningún régimen especial: se les acusa, se les mete en prisión y permanecen en ella, si así lo prevé la ley. Las mujeres están sometidas de la misma manera que los varones a las idénticas leyes penales.” 
El artículo X es aún más preciso: “La mujer tiene el derecho a subir al patíbulo.”  

Las mujeres no querían seguir sin voz ni voto, preferían que se les castigara e incluso padecer la muerte, antes de ser consideradas esclavas y seres sin responsabilidad. Desgraciadamente, Olympe de Gouges fue degollada, y junto con ella otras muchas mujeres famosas. Se les prohibió reunirse a las mujeres bajo pena de cárcel y sus asociaciones fueron disueltas a la fuerza. Su misión, por lo pronto, parecía haber fracasado. En cambio, las mujeres no se resignaron. En Inglaterra comenzaron a fundar un llamado “movimiento contra la esclavitud”. Partían de la base de que también se les tenía que conceder los derechos de sufragio y ciudadanía, igual que se había hecho con los antiguos esclavos. Una de las protagonistas exclamó: “Todo el sexo femenino ha sido despojado de su dignidad. Se le pone a una misma altura con las flores cuyo cometido es sólo el de adornar la tierra.” (M. WOLLSTONECRAFT

No vamos a ver ahora las luchas feministas con sus logros y recaídas. En el siglo XX las mujeres consiguieron por fin ser admitidas, de modo oficial, en la enseñanza superior y en las universidades y alcanzaron la igualdad política, al menos según la ley. Pero esto vale sólo para el mundo occidental. En muchos países de África y Asia falta todavía mucho para llegar a esta meta; allí las mujeres, con frecuencia, siguen estando lejos de poder realizar un trabajo en condiciones humanas. Y aún donde han conseguido una igualdad en la vida pública –como es el caso de América y Europa–, quedan todavía numerosos estereotipos y prejuicios por eliminar. 

 Valor idéntico de los sexos 

A pesar de ello tenemos hoy, en principio, conciencia clara de que la posición de la mujer está al lado del varón; no es inferior ni tampoco superior a él. Mirando al pasado, el Papa Juan Pablo II ha pedido perdón, reiterada y públicamente, por las injusticias cometidas contra las mujeres por parte de los varones cristianos. (JUAN PABLO II: Carta a las mujeres, 3.) Eso me da confianza. Me llena de alegría, además, que podemos encontrar a personas singulares, en todas las épocas, que no tenían problemas con la “cuestión femenina”. 

Ciertamente, no es la revolución feminista la que tiene que convencer a un cristiano del valor idéntico de los sexos. Basta echar una mirada al primer libro de la Biblia que narra la creación del mundo.(Génesis 1,27). Allí se puede leer inequívocamente que Dios creó al hombre –varón y mujer– a su imagen y semejanza. Esto significa que ambos sexos tienen una misma imagen de su origen; la dignidad de ambos está fundamentada en Dios. Tanto el varón como la mujer tienen una interioridad y profundidad propias, con la posibilidad de comprender el mundo, de ser creativos y de desarrollarse en libertad. El “ser imagen de Dios”, no es introducido al ser humano desde fuera, no es algo yuxtapuesto, sino que constituye su estructura esencial. No creó Dios primero al hombre, para luego imprimirle su imagen. El varón y la mujer no tienen una imagen de Dios en sí; son, desde un principio, en su unidad de cuerpo y espiritualidad, imagen divina. 

La mujer, en consecuencia, no es un ser definido en relación al varón. Ella tiene valor y dignidad por sí misma, no los recibe de otro. No es sólo “la hija del presidente” o “la madre del arquitecto”. Puede ser ella misma presidenta o arquitecta. El relato de la creación de una costilla común reafirma lo señalado, (Génesis 2, 18-25) pues no es ninguna “prueba” de la subordinación de la mujer, sino una expresión de la igualdad de los sexos, que han sido hechos de la misma “materia”. 

Al comienzo de la historia humana, Adán y Eva están juntos, uno al lado del otro y frente a Dios, con igual libertad, valor y responsabilidad. Ambos poseen una última y exclusiva relación inmediata con Dios; y a ambos les fue confiado el gobierno de la tierra como tarea común. El doble encargo de administrar los bienes y de procurar descendencia fue dado a los dos, no recibió Adán el primero y Eva el segundo. Esto quiere decir, en concreto, que ambos, varón y mujer, han de compaginar las exigencias de su trabajo profesional con la necesaria dedicación a la familia.


viernes, 5 de febrero de 2016

Las trampas del cambio de sexo en menores

Por Luis Luque, 1 febrero 2016, en aceprensa.com

¿Qué hacer si un niño o adolescente presenta la hoy llamada disforia de género, o trastorno de identidad sexual? Algunos colectivos reclaman que se le otorgue el cambio de sexo inmediato, para que figure y se le considere a todos los efectos como persona del sexo con que se identifica. Pero las prisas pueden ser muy desaconsejables en un asunto tan delicado. De lo que se trataría sería de hacer desaparecer los límites mínimos de edad establecidos para que un chico o chica con disforia de género accediera a los tratamientos con hormonas del sexo contrario, con el fin de acelerar el proceso de adopción de la nueva identidad. 

En Suecia, a principios de 2015, la Federación Sueca por los Derechos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (RFSL) entregó al gobierno un informe en el que aconsejaba eliminar el tratamiento médico o psicológico de los menores de edad previamente a su cambio de sexo legal. 

Los datos de persistencia indican que entre el 80 y el 95% de niños que dicen sentirse del sexo contrario, no seguirá experimentando el trastorno tras la adolescencia.
Lo que pretenden, además, es que adolescentes de 15 años puedan someterse a la intervención quirúrgica sin contar con el consentimiento de los padres, y que los de 12 años puedan hacerlo con el consentimiento de solo uno de ellos. Si el otro se negara, el gobierno podría tomar su voz y decidir. La iniciativa, de ser aprobada en todos sus puntos por el gabinete sueco, podría convertirse ley de modo ya inminente.

También en España se querría presionar el acelerador: “Las personas tienen derecho a vivir la infancia con arreglo a su identidad sexual y no tienen por qué exponer su situación ante nadie, pero el Estado decide qué se hace con el niño”, lamenta Javier Maldonado, miembro de la directiva de Chrysallis, asociación española que agrupa a familias de menores con trastorno de identidad de género. “Una injerencia –añade–: no le permite el cambio de nombre, ni de género, ni la hormonación. No le permite nada, porque es un menor. No hay una ley integral que permita rectificar el error registral cuando nació, o que acoja su derecho a recibir tratamiento hormonal antes de que empiece su desarrollo”
Sin embargo, varias experiencias demuestran que la existencia del individuo tras el “cambio de sexo” no es exactamente idílica, y que surge, no pocas veces, el deseo de volverse atrás. 

Del diagnóstico errado, al arrepentimiento 

En un artículo de la Revista Española de Endocrinología Pediátrica, el Dr. Felipe Hurtado Murillo describe las tres fases de las que consta el protocolo del proceso de cambio de sexo: la psicológica, la hormonal y la quirúrgica, y concede una particular importancia a la primera, de diagnóstico y evaluación psicológica del menor, para poder establecer que este no esté sufriendo un trastorno diferente al propiamente calificado como de identidad de género. Porque existen varios: travestismo fetichista, travestismo no fetichista, orientación sexual egodistónica, trastorno de la maduración sexual, trastorno por aversión al sexo, etc. En tal sentido, el Dr. Hurtado advierte: “Un diagnóstico equivocado es un factor predictivo de arrepentimiento posterior tras el tratamiento de reasignación sexual”. “La cantidad de personas que retoman su identidad de género original no se conoce, porque la mayoría de los que se arrepienten no se someten a otra cirugía de sentido inverso”. 

Una vez culminada la etapa de evaluación, y comprobada la persistencia de la disforia de género, se inicia una terapia encaminada a disminuir sus niveles de esteroides sexuales y evitar que aparezcan los caracteres sexuales secundarios. Son los llamados bloqueadores hormonales, que congelarían el natural desarrollo del adolescente según su sexo físico, aunque el organismo podría retomarlo si se le dejaran de suministrar esos esteroides. 

A partir de los 16, sin embargo, el asunto cobra otras dimensiones, pues la terapia pasa a ser la aplicación al individuo de hormonas de sexo cruzado, que terminan marcando el sistema reproductivo de los menores por el resto de sus vidas. De hecho, una de las consecuencias de este tratamiento es la esterilidad, que puede ser irreversible. Quizás por ello, la Sociedad de Endocrinología de EE.UU. afirma que este tratamiento no debe aplicarse a menores de 16 años, un criterio en el que coinciden sus pares de Holanda, Australia y Países Bajos. 

El propio Grupo de Identidad y Diferenciación Sexual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GIDSEEN), que de hecho aconseja el tratamiento hormonal a partir de los 16 años, recomienda que sean equipos multidisciplinarios los que se encarguen de identificar el fenómeno de la disforia en cada caso de estudio antes de proceder hormonal y quirúrgicamente. 
He aquí lo que explican en su reciente Documento de Posicionamiento: “La persistencia (de la disforia de género) en niños es claramente menor que en adultos. Los datos de persistencia indican que una gran mayoría (80-95%) de niños prepuberales que dicen sentirse del sexo contrario al de nacimiento, no seguirá experimentando tras la pubertad la disforia de género, dificultando con ello el establecimiento de un diagnóstico definitivo en la adolescencia”. 

“Como si viviera una mentira” 

Que detrás de los deseos no siempre hay la madurez necesaria para darles paso a las hormonas y al bisturí, lo ilustra el caso del británico Mathew Attonley, de 30 años, quien por mucho tiempo deseó ardientemente ser Chelsea, y en 2008, con 23 años, se sometió a una intervención de cambio de sexo, valorada en 10.000 libras con cargo al NHS (el sistema de salud pública), para ganar su nueva apariencia. Hoy se declara “agotado”, harto de calzarse zapatos de tacón alto y ponerse maquillaje: “Pensé que la cirugía me haría sentir completo, pero no fue así –narra, citado por el rotativo The Daily Mail–. Sabía muy adentro que, incluso si me sometía a la cirugía, todavía sería alguien que había nacido como hombre, pero hice lo mejor que pude para bloquear mis sentimientos”
En este momento, Mattew busca que el NHS asuma el pago de 14.000 libras de una terapia para reducirle nuevamente los pechos y una intervención de reconstrucción del pene. “Siempre sentí que era una mujer, pero ninguna cantidad de cirugías puede darme un cuerpo realmente femenino, y es como si estuviera viviendo una mentira”

Lo mismo le sucedió al estadounidense Walt Heyer: estaba casado y era padre de dos hijos, pero en 1984, a los 42 años, y mientras pasaba por el proceso de hormonación con estrógenos, tomó la decisión de cambiar quirúrgicamente de sexo y pasar a ser Laura Jensen. Su disforia había comenzado muy temprano, a los 4 años; de hecho, ya su abuela lo vestía como una chica. Pero tras vivir 8 años como transexual, se sometió a una nueva operación, esta vez para eliminar los rasgos físicos femeninos de que le habían dotado artificialmente. 

El trastorno de identidad de género no parece asociado a ninguna mutación de ninguno de los principales genes involucrados en la diferenciación sexual, según un estudio “La mayoría de los chicos (con disforia) están siendo animados por sus padres, que no son conscientes de las consecuencias a largo plazo y del daño físico y psicológico que sufrirán durante toda su vida”, explica Heyer a Aceprensa. “Hay una prisa innecesaria por manipular el proceso natural del desarrollo del niño, que puede resultar muy dañina para él. Desde hace mucho tiempo (1979), los médicos recomiendan abstenerse de cualquier tratamiento con hormonas de género cruzado hasta que el individuo llegue a la edad de 18 años, e incluso 21”

¿Existe en EE.UU. alguna estadística sobre el número de personas que hacen el “camino de vuelta”?, inquiero. 
La cantidad de personas que retoman su identidad de género original no se conoce, porque la gran mayoría de los que se arrepienten y retoman su vida no se someten a otra cirugía ‘de sentido inverso’, pues ni sus sentimientos ni sus funciones pueden ser totalmente restaurados. Han perdido partes del cuerpo. La verdad es que la pérdida de funciones y de sentimientos es absolutamente irreversible tras una intervención quirúrgica”

Sin trasfondo hormonal ni genético 

Cuando en octubre pasado la feminista australiana Germaine Greer se posicionó contra el cambio hormonal y quirúrgico del sexo masculino al femenino, escandalizó a no pocos abanderados de la ideología de género. Su “pecado” fue afirmar que las mujeres transexuales no llegarían jamás a ser realmente mujeres, sino solo una interpretación masculina de la feminidad. “Si le pidiera a mi médico que me implantara orejas largas (…), y si me vistiera con un abrigo marrón, eso no me convertiría en un cocker spaniel”, ironizó. 

En el mismo sentido va el testimonio del propio Walt Heyer en The Federalist: “Mi sexo biológico no cambió, con independencia de a cuántos procedimientos me sometiera o de cuántas hormonas tomara. Mi vida no volvió a ser la misma y mi cuerpo quedó mutilado para siempre”. 

En cuanto trastorno de autoaceptación, el de identidad de género es semejante a la bulimia y la anorexia Y en esto radica, pues, el quid de la cuestión: en que el dictado del sentimiento no modifica la realidad biológica, y es más arduo de lo que se cree hallar a alguien que habite en un “cuerpo equivocado”. 
Un estudio efectuado en 2013 por la Universidad La Sapienza lo avala. El objetivo era evaluar el perfil hormonal y genético de transexuales de hombre a mujer, para lo que se tomó una muestra de 30 individuos de entre 24 y 39 años, todos ya sometidos a terapias hormonales con estrógenos y antiandrógenos. Tras los análisis de rigor, el equipo investigador pudo concluir que el trastorno de género “no parece estar asociado a ninguna mutación molecular de ninguno de los genes principales involucrados en la diferenciación sexual”

Un desorden de autoaceptación 

El fenómeno presenta muchos signos que delatan una arista psicológica, solo que los grupos LGTB, con vistas a normalizar las terapias trans, intentan quitar todo viso de desorden psiquiátrico a esta condición y eliminar toda referencia lingüística “patologizante” sobre ella. Expertos en el tema insisten, por su parte, en no ignorar el componente mental del fenómeno. 
El Dr. Paul McHugh, ex jefe de Psiquiatría del John Hopkins Hospital, institución pionera en las operaciones de “reasignación de sexo” en los años 60, compara el trastorno de identidad de género con la bulimia y la anorexia, en cuanto desórdenes de autoaceptación: no importa cuál sea la realidad, el individuo siempre estará inconforme con su estado físico, y actuará en consecuencia para corregirlo, aunque atente contra su salud. “La mayoría de los pacientes que se sometieron a tratamiento quirúrgico –narra a The Wall Street Journalse dijeron ‘satisfechos’ con los resultados, pero sus consiguientes ajustes psicosociales no fueron mejores que los de quienes no habían sido intervenidos. Fue entonces que decidimos suspender las cirugías de reasignación de sexo, porque obtener un paciente ‘satisfecho’ pero todavía con problemas, nos pareció una razón inadecuada para seguir amputando órganos normales”
La medida fue, pues, prudente, visto que ni mujeres ni hombres nuevos, sino hombres “feminizados” y mujeres “masculinizadas”, con sus problemas de identidad aún a rastras, son toda la recompensa que se puede esperar. Tal vez por ello sea oportuno que los adultos tomen sus decisiones solo tras reflexionar sobre el largo plazo, de manera que los chicos no lamenten un día las prisas con que se quiso sacar adelante “sus” intereses.