domingo, 12 de diciembre de 2010

Ave María, dulce María


Dios Omnipotente, Todopoderoso, Sapientísimo, tenía que escoger a su Madre.


¿Tú, qué habrías hecho, si hubieras tenido que escogerla? Pienso que tú y yo habríamos escogido la que tenemos, llenándola de todas las gracias. Eso hizo Dios. Por tanto, después de la Santísima Trinidad, está María.

—Los teólogos establecen un razonamiento lógico de ese cúmulo de gracias, de ese no poder estar sujeta a satanás: convenía, Dios lo podía hacer, luego lo hizo. Es la gran prueba. La prueba más clara de que Dios rodeó a su Madre de todos los privilegios, desde el primer instante. Y así es: ¡hermosa, y pura, y limpia en alma y cuerpo!

(San Josemaría, Forja, 482)




Ave, Maria,
Dolce Maria,
nelle tue mani
prende il cuore mio.
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