domingo, 13 de mayo de 2012

La mano que salvó a Juan Pablo II

Icono de Fátima

13 de mayo de 1981, 17.19 p. m: el mundo presencia atónito el atentado contra Juan Pablo II perpetrado por el turco Alí Agca en la Plaza San Pedro que pudo ser fatal pero no lo fue. 

Cuando fui alcanzado por la bala no me di cuenta en un primer momento que era el aniversario del día en que la Virgen se apareció a tres niños en Fátima”, reveló poco después el Pontífice y agregó que fue su secretario personal, el cardenal Dziwisz, quien lo notó después de la operación en la que le extrajeron un proyectil del intestino.

Durante su convalecencia, el Papa pidió que le entreguen un informe sobre las apariciones de Fátima, que estudió en detalle hasta llegar a la conclusión que debía su vida a la amorosa intercesión de la Virgen.

Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez al Santuario de Fátima para “agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud”, y consagrar Rusia a la Virgen.

En diciembre de 1983, el Papa visitó en la cárcel al hombre que intentó matarlo. El mismo Alí Agca habló de Fátima. “¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastante y mortal. ¿por qué entonces no murió? ¿por qué todos hablan de Fátima?

Bala que hirió a Juan Pablo II
incrustada en la corona de María
Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que desde 1984 está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.

En 1991 el Santo Padre regresó al santuario, donde afirmó que “la Virgen me regaló otros diez años de vida”. En más de una ocasión ha señalado que considera todos sus años de Pontificado posteriores al atentado como un regalo de la Divina Providencia a través de la intercesión de la Virgen de Fátima.

Juan Pablo II también se referió a los dos mensajes conocidos de la Virgen de Fátima y en su visita de 1982, consagró solemnemente el mundo entero al corazón inmaculado de María, siguiendo una de las recomendaciones dadas por la Virgen a los pastorcitos.

Tras un encuentro con la sor Lucia, la tercera vidente y única sobreviviente de Fátima, Juan Pablo II repitió la consagración dos años más tarde, tras escribir una carta a los obispos de los cinco continentes para que se unieran a la celebración.

Sobre el tercer secreto no revelado de Fátima se han hecho múltiples especulaciones. El Santo Padre, conocedor del mismo, escribió al respecto que “Cristo triunfará a través de Ella, porque quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el futuro estén unidas a ella”.

(Aciprensa)

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