Domenichino: Santa Cecilia, 1618. |
Perteneciente a una familia
patricia y convertida al cristianismo en su juventud, se dedicó junto con su
marido a enterrar los cuerpos de los mártires. Descubierta, fue denunciada a
las autoridades y condenada a morir.
Según una “passio legendaria” (y
poco fiable históricamente) compuesta en el siglo VI, la noble cristiana romana
Cecilia, en la noche de su boda con el joven pagano Valeriano, revela a éste
que un ángel custodia su virginidad, invitándole al mismo tiempo a creer en un
sólo Dios y a bautizarse como único medio para ver al ángel.
Bautizado Valeriano en la vía
Apia por el papa Urbano vuelve junto a su esposa, a la que encuentra en compañía
del ángel que corona a los esposos con rosas y lirios.
Convertido también Tiburcio,
hermano de Valeriano, y bautizado por el mismo Urbano, ambos hermanos se ocupan
de enterrar a los mártires de la persecución de Turco Almaquio. Denunciados por
esta práctica, son decapitados.
El corniculario Máximo les da
sepultura, por lo que también es ejecutado. Cecilia recoge sus restos y los
deposita junto a los de su esposo y cuñado; es denunciada a su vez y condenada
a ser arrojada al fuego de las termas de su propia casa, pero sale ilesa.
Entonces Almaquio ordena que sea
degollada. El papa Urbano, ayudado por sus diáconos, entierra a la mártir y
consagra su casa como basílica.
Las contradicciones cronológicas
de esta passio no permiten fijar la fecha del martirio. Sin embargo, el
descubrimiento del primer sepulcro de Cecilia en el cementerio de Calixto junto
a la cripta de los Papas (De Rossi, 1854) hace suponer que sea una de las
víctimas anteriores al siglo IV.
Luis de Madrazo: Entierro de Cecilia, (detalle) |
La historia, que no puede
decirnos más sobre Cecilia, puede en cambio ilustrar el camino seguido por sus
reliquias hasta nuestros días. En el siglo IX el papa Pascual I (817-824)
reformó la iglesia que dedicada a Cecilia existía en el Trastévere y trasladó a
ella los restos de la mártir desde el cementerio de Calixto.
También trasladó desde el
cementerio de Pretextato los restos de los santos Valeriano, Tiburcio y Máximo
y los de los papas Urbano y Lucio. Todos ellos fueron colocados en tres
sarcófagos bajo el altar mayor. La cabeza de Cecilia se puso, aparte, en un
cofre de plata y fue trasladada después por León IV a la iglesia de los Cuatro
Santos Coronados (cfr. Liber Pontificalis 11, 55-58, 116).
En 1599, siendo papa Clemente
VIII, se realizó un reconocimiento oficial de las reliquias.
Se encontraron bajo el altar
mayor los tres sarcófagos mencionados por Pascual I; en el primero de ellos el
cuerpo de Cecilia momificado y en una posición característica (reproducida por
la escultura del Maderno que se encuentra actualmente sobre el altar mayor),
con ricas vestiduras de seda y oro.
Stefano Maderno: Escultura yacente en Santa Cecilia in Trastevere de Roma |
A partir del siglo XV, por una
mala interpretación de un párrafo de la passio, se considera a Cecilia patrona
de los músicos y de los fabricantes de instrumentos musicales.
La representación más antigua es
el fresco descubierto por De Rossi en S. Calixto que representa a Cecilia en
actitud orante.
En el siglo VI aparece en el
mosaico de la Procesión de las vírgenes en san Apolinar Nuevo (Rávena). También
aparece en el mosaico absidial del s. IX en la iglesia del Transtévere. Sus atributos
son la palma del martirio, el libro de los Evangelios, que guardaba junto a su
corazón, la corona de rosas y lirios y, desde el Renacimiento, los instrumentos
musicales, especialmente el órgano.
Entre las numerosísimas
representaciones de Santa Cecilia destacan la de Rafael, que se conserva
en la Pinacoteca de Bolonia, y las de Domenichino y Guido Reni en las
iglesias romanas de S. Luis de los Franceses y Santa Cecilia respectivamente.
(1)
La referencia histórica más
antigua sobre Cecilia se encuentra el Martyrologium Hieronymianum, lo que
indica que en el siglo IV la Iglesia romana ya la conmemoraba. En este
martirologio de Jerónimo su nombre se menciona el 11 de agosto, que es la
fiesta del mártir Tiburcio. Pero evidentemente se trata una adición equivocada
y tardía, debido al hecho que este Tiburcio, que fue enterrado en la Vía
Labicana, fue identificado erróneamente con Tiburcio, el cuñado de Cecilia
mencionado en las Actas de santa Cecilia.
En el mismo martirologio se la
menciona el 16 de septiembre, con una nota topográfica: «Appiâ viâ in eâdem
urbe Româ natale et passio sánctæ Cecíliæ virginia» (‘en la Vía Apia de la
ciudad de Roma, nació y murió la santa virgen Cecilia’). El 16 de septiembre
podría ser el día del entierro de la mártir. La fiesta de la mártir que se
menciona el 22 de noviembre, en cuyo día se celebra todavía, fue preservada en
el templo dedicado a ella del barrio del Trastévere en Roma. Por consiguiente,
su origen probablemente se remonta a esta iglesia.
Las primeras guías medievales de
los sepulcros de los mártires romanos señalan su tumba en la Via Apia, al lado
de la cripta de los obispos romanos del siglo III. De Rossi localizó el
sepulcro de Cecilia en las catacumbas de Calixto, en una cripta adjunta a la capilla
de la cripta de las papas; un nicho vacío en una de las paredes que
probablemente contenía un sarcófago. Entre los frescos posteriores que adornan
la pared del sepulcro, aparece dos veces la figura de una mujer ricamente
vestida, y aparece una vez el papa Urbano I (quien —según las Actas de santa
Cecilia— había tenido una estrecha relación con la mártir).
Venancio Fortunato, obispo de
Poitiers muerto en el año 600, en su libro Miscellánea (1.20 y 8.6) escribió
que entre el 176 y el 180 (en la época del emperador Marco Aurelio) había
muerto una Cecilia en la isla de Sicilia. Ado (Martirologio, «22 de noviembre»)
sitúa el momento de la muerte de Cecilia en el reinado de Marco Aurelio y
Cómodo (aproximadamente el 177). De Rossi (en Sotterránea de Roma, 2.147),
intenta demostrar que la declaración de Venancio Fortunato es la más segura
históricamente.
En otras fuentes occidentales de
la baja Edad Media y en el Synaxaria griego, el martirio se sitúa en la
persecución de Diocleciano (aunque se refiere probablemente a una mártir
verdadera llamada Cecilia, africana, quien sufrió la persecución de este
emperador, y su día se conmemora el 11 de febrero).
P. A. Kirsch intentó fijar la
fecha en el tiempo del emperador Alejandro Severo (229-230); Aubé, en la persecución
de Decio (249-250); y Kellner, en la de Juliano el Apóstata (362).
Guido Reni, (1575-1642): Santa Cecilia |
La parte más antigua de esta
catacumba fecha todos estos eventos al final del siglo II; por consiguiente,
desde ese momento hasta la mitad del siglo IV es el período dejado abierto para
el martirio de Cecilia: 180 a 350. En las firmas del Concilio Romano de 499 se
menciona al templo de Cecilia como títulus sánctæ Cæcíliæ.
(1) JOSEMARÍA REVUELTA
primeroscristianos.com
Muy interesante; fijar la mirada en los primeros cristianos es muy necesario; debemos aprender.
ResponderEliminarMuchas gracias, por el texto y por el arte, nos ayuda a comprender...
Me ha encantado. Las obras que has elegido son preciosas.
Un beso.
Es verdwd que el arte nos ayuda a comprender. De hecho, el arte puede ser una gran cateqquesis.
EliminarMuchas gracias, Rosa.
Besos.
Me pasé aproximadamente 13 años haciendo la carrera de piano y Santa Cecilia era alguien muy familiar para mi,aunque desgraciadamente la interpretación musical no ha dejado mucha me huella en mi, aunque si el amor a la música. Conocía mucho menos su vida que su patrocinio del arte musical. Verdaderamente, que valientes eran!
ResponderEliminarUn abrazo
Begoña, felicidades por tu carrera de piano y tu amor a la música. Eso sí que es una suerte.
EliminarSupongo que la vida de esta mártir es desconocida par ala mayoría. Yo tampoco sabía del tema hasta hace poco.
Un abrazo.
Magnifico como has desarrollado esta completisima historia sobre Santa Cecilia. La escultura yacente recoge estremecedora por el realismo que inspira en el pliegue de sus vestiduras y su rostro oculto. No conocía esta obra.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Neuriwoman, pero no lo he escrito yo: lo he fusilado de primeroscristianos.com. Yo tampoco conocía la historia hasta hace poco, y me impresionó. Gracias por seguir este blog.
EliminarSaludos.