domingo, 19 de mayo de 2013

"Cuando venga el Paráclito"

El Greco: Pentrecostés, (detalle)

La historia de la Iglesia cristiana comienza con el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles. Antes de su Ascensión al cielo, nuestro Señor Jesucristo mandó a sus apóstoles que no se apartasen de Jerusalén hasta ser revestidos de poder supremo desde lo alto. Esperando el cumplimiento de esta promesa del Señor, ellos después de rezar eligieron a Matías como el duodécimo apóstol; eligiendo al suplente de Judas, los apóstoles condicionaron que el mismo debía ser testigo de la obra y Resurrección de Cristo. 

En el quincuagésimo día después de la Pascua, en la festividad judía de Pentecostés, que coincidió con un domingo, los apóstoles se reunieron para rezar. Asimismo se encontraba presente junto a ellos la Madre de Dios y algunos otros cristianos, en total 120 personas.

Como a las 9 de la mañana de repente se oyó un ruido parecido al de un viento fuerte, y este sonido llenó la casa del monte Sión donde se hallaban los apóstoles y sobre cada uno de ellos descansó una dividida lengua de fuego. Los apóstoles sintieron una gran animación, esclarecimiento y sed de predicación de la palabra de Dios. Repentinamente obtuvieron la capacidad de expresarse en varios idiomas.
Benjamin West (1738-1820): San pedro predicando en Pentecostés
Para las fiestas de Pascua y Pentecostés, en Jerusalén se reunían los hebreos procedentes de diversos países. Viviendo durante tiempo prolongado fuera de Palestina, olvidaron la lengua hebrea, de suerte que sólo hablaban los idiomas de los países donde moraban permanentemente. Por tanto fueron llamados "helenistas," mientras que los gentiles que fueron convertidos a la fe judía se denominaban "prosélitos".
Para la fiesta de Pascua se juntaron en Jerusalén entre uno y dos millones de ellos. Muchos  notaron el ruido y se reunieron alrededor de la casa donde se encontraban los apóstoles. Éstos salieron y comenzaron su predicación dirigiéndose a cada uno en el idioma de su país. Algunos quedaron asombrados, mientras que otros se burlaban, diciendo: "Están embriagados del vino dulce". Entonces, el Apóstol Pedro, a quien acompañaban los otros once apóstoles, pronunció palabras potentes, diciendo que ellos no estaban embriagados ya que no es más que la hora de la mañana, sino que Dios hizo cumplir la profecía del santo profeta Joel referente al descenso del Espíritu Santo. También Pedro dijo acerca del Salvador, "a Quien vosotros habéis matado, pero Dios Lo ha resucitado, y Él, después de su gloriosa Ascensión, ha enviado al Espíritu Santo."

Los judíos se enternecieron y preguntaban: "¿Qué tenemos que hacer?". El apóstol contestó: "Arrepentíos y recibid el bautismo para la absolución de los pecados, luego obtendréis el don del Espíritu Santo." En aquel día fueron bautizados 3.000 hombres.

(Extraído de primeroscristianos.com)

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