sábado, 4 de julio de 2015

Tiempo de vals



Oda al vals sobre las olas

Viejo vals, estás vivo
latiendo
suavemente
no a la manera
de un corazón enterrado,
sino como el olor
de una planta profunda,
tal vez como el aroma
del olvido.

No conozco
los
signos de la música,
ni sus libros sagrados,
soy un
pobre poeta
de las calles
y sólo
vivo y muero
cuando
de los sonidos enlutados
emerge sobre un mar de madreselva
la miel
antigua,
el baile coronado
por un ramo celeste de palmeras.

¡Oh, por las enramadas,
en la arena
de aquella costa,
bajo aquella luna,
bailar contigo el vals
de las espumas
apretando tu talle
y a la sombra
del cielo y su navío
besar sobre tus párpados tus ojos
despertando
el rocío
dormido en el jazmín fosforescente!

¡Oh, vals de labios puros
entreabiertos
al vaivén
amoroso
de las olas,
oh corazón
antiguo levantado
en la nave
de la música, 
oh vals 
hecho 
de humo, 
de palomas, 
de nada, que vives 
sin embargo 
como una cuerda fina, 
indestructible, 
trenzada con 
recuerdos imprecisos, 
con soledad, con tierra, 
con jardines! 

¡Bailar contigo, amor, 
a la fragante 
luz 
de aquella luna, 
de aquella antigua 
luna, 
besar, besar tu frente 
mientras rueda 
aquella música 
sobre las olas!

Pablo Neruda



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