sábado, 19 de marzo de 2011

Siervo bueno y fiel


San José, Padre y Señor nuestro, castísimo, limpísimo, que has merecido llevar a Jesús Niño en tus brazos, y lavarle y abrazarle: enséñanos a tratar a nuestro Dios, a ser limpios, dignos de ser otros Cristos.

Y ayúdanos a hacer y a enseñar, como Cristo, los caminos divinos —ocultos y luminosos—, diciendo a los hombres que pueden, en la tierra, tener de continuo una eficacia espiritual extraordinaria.

(San Josemaría, Forja, 553)

1 comentario:

  1. Que lindas palabras.. a veces, especialmente cuando dejamos de ser niños, olvidamos la figura de San José, modelo de hombre y de padre.

    Saludos

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