El debate está servido estos días en prensa y televisión a raíz de la violación de una niña de 13 años por una pandilla de seis chicos de entre 13 y 22 años en Córdoba: ¿Hay qué endurecer la ley del menor?
Hoy se conoce otro hecho similar: una chica de 13 años abusada por unos cuantos adolescentes en Isla Cristina.
Buscar soluciones tarde y mal no me consuela en absoluto. Nuestros adolescentes están creciendo en un clima que favorece este tipo de comportamientos.
La emisión de series televisivas a cualquier hora del día donde se fomenta la promiscuidad con escenas explícitas de sexo entre homosexuales o heterosexuales; la publicidad de productos y espectáculos eróticos en televisión, radio, revistas… La moda impuesta a las chicas para que desde pequeñas vayan exhibiendo su cuerpo.
Revistas para niñas con contenido pornográfico.
Los adolescentes reproducen el comportamiendo de los mayores, sin estar preparados para ello, ni biológica ni emocionalmente. Y el resultado es el que estamos sufriendo.
Por supuesto que no debe quedar impune un menor que comete estas violaciones por el hecho de serlo. Pero tenemos que preguntarnos qué parte de culpa tenemos los mayores en todo esto. ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? ¿Sabemos en qué emplean su tiempo de ocio?
¿Por qué las mismas cadenas de televisión que fomentan la promiscuidad juvenil se escandalizan en sus informativos y debates de lo ocurrido? No es sino el fruto de lo que siembran.
Hagan series donde se fomenten los valores; no ataquen la institución de la familia, ni la dignidad de la persona; produzcan más programas culturales y no culebrones donde se presentan paradigmas de comportamiento irreales.
Por favor, no sean hipócritas.
Hoy se conoce otro hecho similar: una chica de 13 años abusada por unos cuantos adolescentes en Isla Cristina.
Buscar soluciones tarde y mal no me consuela en absoluto. Nuestros adolescentes están creciendo en un clima que favorece este tipo de comportamientos.
La emisión de series televisivas a cualquier hora del día donde se fomenta la promiscuidad con escenas explícitas de sexo entre homosexuales o heterosexuales; la publicidad de productos y espectáculos eróticos en televisión, radio, revistas… La moda impuesta a las chicas para que desde pequeñas vayan exhibiendo su cuerpo.
Revistas para niñas con contenido pornográfico.
Los adolescentes reproducen el comportamiendo de los mayores, sin estar preparados para ello, ni biológica ni emocionalmente. Y el resultado es el que estamos sufriendo.
Por supuesto que no debe quedar impune un menor que comete estas violaciones por el hecho de serlo. Pero tenemos que preguntarnos qué parte de culpa tenemos los mayores en todo esto. ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? ¿Sabemos en qué emplean su tiempo de ocio?
¿Por qué las mismas cadenas de televisión que fomentan la promiscuidad juvenil se escandalizan en sus informativos y debates de lo ocurrido? No es sino el fruto de lo que siembran.
Hagan series donde se fomenten los valores; no ataquen la institución de la familia, ni la dignidad de la persona; produzcan más programas culturales y no culebrones donde se presentan paradigmas de comportamiento irreales.
Por favor, no sean hipócritas.
No sólo son responsables quienes cometen los delitos, que también,hay otros que se lucran con esas series, esas modas, esas revistas...y a esos no se les persigue.
ResponderEliminar¿Por qué? Porque generan negocio, dinero ¡así de facil! y así de triste.
Te doy la razón Inés, es como lo cuentas :-(
ResponderEliminarHas dado en el clavo. Lo que hay que intentar es ir mentalizando a la gente que el gran mercado que ambiconan las empresas son los adolescentes, justo los más vulnerables. Por eso es importante que los padres asuman su papel de educadores y no dejen un día de guiarles. Es lamentable y alarmante la tranquilidad y normalidad con los que algunos programas en horario infantil trantan temas que ni siquiera los adultos aprobamos. Las noticias exhiben estos sucesos de manera hipócrita porque los codena, pero no hacen nada para censurar a los verdaderos reponsables. Los que se rien de los valores .
ResponderEliminarYo también pienso como mi madre!Saludos
ResponderEliminarCarlos, ¿Inés es tu madre?
ResponderEliminarFelicidades a los dos por estar de acuerdo ;-)
Ángel, cuanto antes corrompan a los niños, mejor. Los convierten en pequeños animalitos consumidores de alcohol, drogas y sexo. Alienados, se puede hacer con ellos lo que se quiera.
ResponderEliminarY las farmaceúticas, y los abortorios, a forrarse vendiendo anticonceptivos, y matando bebés.
Pilar, no creas que siempre estamos de acuerdo.
ResponderEliminarDe todos modos en este tema casi todos estamos de convencidos de que hay que hacer algo ¿pero qué?
Ahí está el problema.
Lamentablemente, los abusos a menores, el maltrato infantil y la tan comentada violencia de género, no son algo de ahora. Son comportamientos tan antiguos como la humanidad, antes de la TV por supuesto. Se da el caso de que los abusos a menores sucedían y suceden incluso dentro del seno familiar o en el ámbito circundante, parientes próximos, vecinos, etc. Lo que sucedía es que por temor, incultura o simplemente porque no estaba tipificado como delito, no se denunciaban este tipo de actuaciones. Actualmente todo sale a la luz. Y una mujer o un menor pueden denunciar estos abusos ante un juez, sin ser culpabilizados por ello, difamados o sencillamente ignorados. Esta era de las comunicaciones es lo que tiene: que todo lo saca a la luz. Lo malo y también lo bueno. En nuestras manos está, como educadores o padres, el enseñar a nuestros hijos a discernir entre uno y otro.
ResponderEliminarEstoy a favor de una educación proactiva y no reactiva. Y por supuesto de la libertad de expresión.
Saludos
Inés, detrás de todo esto semueve mucho dinero, hay muchos intereses tanto políticos como económicos. Creo que como consumidores, lo que sepuede hacer es no consumir determinados productos. Para empezar no tener la tv todo el día encendida en casa. Los padres tienen mucho que hacer, dedicarle teimpo a los hijos. Pero claro, eso exige sacrificio.
ResponderEliminarDe todos modos, hay padres que lo consiguen. No todo está perdido.
Bienvenida, Angelina.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con que estas cosas han pasado siempre, y que antes se concían menos porque no había los medios que tenemos ahora para su difusión. Pero los adolescentes tienen un caldo de cultivo que antes no existía. Yo no soy mayor, ando en la treintena, y en mi adolescencia no teníamos máquinas expendedoras de preservativos en los colegios, ni en los pubs, ni en las puestas de las farmacias. Por cierto, las farmacias no parecían sex shop,como está sucediendo en la actualidad. Tampoco se nos animaba a tener relaciones sexuales con los compañeros de clase a los 13 años, fuesen chicos o chicas. Ni la publicidad era tan descaradamente ofensiva para la mujer. Por supuesto que sucedían estas cosas, pero no nos lo encontrábamos servido en bandeja como ahora.