martes, 7 de julio de 2009

La elegancia de ser agradecido

Una de las cualidades humanas que manifiesta más claramente la madurez, la salud psicológica, la calidad humana de una persona es su capacidad de agradecer.

El hombre es un ser que necesita de los demás. No se concibe la vida del hombre sin otros hombres. Para hacer cosas en la vida es necesario apoyarse en los demás, en el sentido más noble, convivir es vivir con. Y eso es lo que hacemos de una forma habitual.

La capacidad de agradecer está relacionada con el darse, una persona que sabe darse, es decir, abrir la puerta de su vida hacia fuera, es agradecida. Una madre es el ejemplo de entrega humana más frecuente y más hondo que existe. Una madre es una persona que se da a cambio de nada, por eso las madres son agradecidas, los detalles más nimios que sus hijos tienen con ellas les produce una alegría especial, la alegría del agradecimiento.
Por eso cuando entre enamorados se habla mucho de deberes y derechos; ¡peligro!, algo falla. Se está maltratando lo esencial en el amor, que es la entrega al otro. Falta agradecimiento.

Actualmente se está educando poco en el agradecimiento, es una de las razones por la que la educación es de poca calidad. Agradecer una cosa es dar las gracias para siempre, una persona agradecida está en deuda con el otro de alguna manera, adquiere un compromiso y eso es lo que se rechaza: “No quiero compromisos“. No quiero cuentas pendientes con los demás. Parece que agradecer fuera una muestra de debilidad. ¡Cómo si el hombre se bastara por sí mismo!.
Llamamos a los demás cuando los necesitamos pero luego no agradecemos. ¡No vaya a ser que se lo crean! ¡No quiero tener la sensación de deuda con él!

Actualmente en esta sociedad todos nos creemos sujetos de derechos. Por tanto, como tengo derecho a todo, en lo personal y profesional, no tengo nada que agradecer. Todo lo que los demás hacen por nosotros es su obligación. No agradezco nada.

La felicidad pasa por el agradecimiento, una persona agradecida no es resentida. El agradecer de verdad las cosas, además de un acto de justicia o precisamente por eso, aumenta la paz interior y por tanto la paz ambiental. Donde hay una persona agradecida se sonríe. Sonreír habitualmente es muy difícil, demuestra un estado del alma. Una persona que sonríe es una persona fiable, es una persona agradecida. ¡Haced la prueba!

(…) Para aprender a ser agradecidos, de verdad, hay que verlo vivido. Si no, es imposible.
No olvidemos que estamos hablando de la calidad como persona. Quizá sea por eso por lo que se están pidiendo, cada vez más, referencias personales, vidas que sirvan de referencia. De otra forma es imposible educar.



*Por Ramón Otero

5 comentarios:

  1. Yo me acuerdo que de pequeño leí un cuento creo que de Michael Ende de un bichito que tenemos en la boca que cada vez que cada vez que decimos gracias respira....era buenísimo, graciosísimo y muy educativo. Saludos

    ResponderEliminar
  2. Hola Pilar: estoy descubriendo tú blog y me han complacido enormemente los textos que aquí reunes y los temas que tratas en el.

    Muy lindo ésto que compartís sobre el arte de agradecer. Lo creo absolutamente y me parece muy necesario, lo único que agregaría es que todo lo que uno brinda vuelve de la misma manera y una persona agradecida, recibe MUCHO más de lo que esperaba ... te lo dice alguien que ha sido bendecido por eso.

    Saludos desde París !

    ResponderEliminar
  3. ¡Gracias, Gus! ¡He disfrutado mucho con las fotos de París de tu blog! ¡Qué buenos recuerdos!
    à bientôt!

    ResponderEliminar
  4. de donde scas esos articulos tan chulos (a parte de los tuyos, claro ;))??mandame alguno por mail1!!
    bego Milpuertas

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola Bego! Te hacía de vacaciones. Ok, te pasaré por mail. Tengo una buena colección desde hace tiempo.`
    ¡Besos!

    ResponderEliminar

Los mensajes de valientes anónimos no serán publicados en este blog.