martes, 25 de septiembre de 2012

Pastor

Vladimir Borovikovsky: El Buen Pastor

Pastor que con tus silbos amorosos
    me despertaste del profundo sueño,
    Tú que hiciste cayado de ese leño,
    en que tiendes los brazos poderosos,

    vuelve los ojos a mi fe piadosos,
    pues te confieso por mi amor y dueño,
    y la palabra de seguirte empeño,
    tus dulces silbos y tus pies hermosos.

    Oye, pastor, pues por amores mueres,
    no te espante el rigor de mis pecados,
    pues tan amigo de rendidos eres.

    Espera, pues, y escucha mis cuidados,
    pero ¿cómo te digo que me esperes,
    si estás para esperar los pies clavados?

Lope de Vega

3 comentarios:

  1. ¡Qué hermoso poema!
    Gracias por compartirlo

    Oh, Divino Pastor, "con tus silbos amorosos me despertaste del profundo sueño" a la alegría de conocerte.
    El resplandor de Tu rostro aleja el temor mientras caminamos por el "valle de sombra de muerte".

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  2. Un hermoso soneto. Rebosa sensibilidad y misticismo.
    Un saludo.

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