Laurits Andersen Ring, (1854– 1933): Herman Käler en su taller |
Antepasados
Pudieron ser herreros, mercaderes, pastores,
sastres... Memoria
abajo fueron desvaneciéndose
y yo nada sé de ellos, como el brote más alto
del roble nada sabe de sus viejas raíces.
Pero por ellos vino hasta mi vida
esta sangre —callado y largo río
que ante los pies de Dios tuvo su nacimiento
y en mi pecho se queda remansado—
y a veces, en el aula,
me sorprendo en las manos un gesto de alfarero
o miro al horizonte con ojos de marino
o camino con pasos de leñador.
Entonces
me reconozco de ellos.
3-4/IX/1969
Miguel d'Ors, Ciego en Granada, 1975
.
Me encanta este poema, cada vez me gusta más Miguel d'Ors...
ResponderEliminarGracias, ¡a ti te lo debo!