Qué tiempos aquellos, los de la selectividad. Recuerdo las noches en vela, intentando que no se quedara nada en el tintero. Parecía que el futuro dependiese de ese examen. Y la verdad es que dependiendo de la carrera que quisieses estudiar o de a qué universidad quisieses ir, así era.
Cuando hice el primer examen de la carrera, -de latín, nunca se me olvidará- me di cuenta de que la selectividad era nada en comparación con los exámenes que me esperaban en los próximos 5 años.
Pero sufrimos lo nuestro con aquel examen, coronación de lo que hubieses hecho en B.U.P. y C.O.U. (qué mayor soy). La duda siempre era quién nos tocaría en el comentario de texto. Aunque no había mucho donde elegir. Si no tocaba Lorca, tocaba Antonio Machado. Mi abuela se quejaba de que "los niños de hoy en día no conocen a Pemán, ni a Gabriel y Galán, ni a Muñoz Seca". Así era. Suerte para los alumnos, que así el círculo se reducía a los escritores de izquierdas y teníamos más posibilidades de acertar.
Los chicos ahora lo tienen peor que lo tuvimos en los 90. Además de Lorca, Machado, o Alberti, les puede caer un texto de cualquiera de los intelectuales que nos gobiernan. Y eso es chungo, colega, muy chungo. Porque ahora te tienes que empollar todos los escritos, investigaciones, tesis doctorales, artículos científicos etc. de los ministros del Psoe, y es muy duro. No hay horas en el día, ni días en la semana para que las mentes adolescentes aprehendan tanta sabiduría. Lo mismo te cae un texto filosófico de Pepiño, que uno científico de la miembra. Y lo que de verdad causa terror es que en el análisis sintáctico te pongan una parrafada de la ex-miembra Maleni. ¿Cómo se analiza un discurso tan bien construido?
En fin, tuve suerte de hacer la selectividad antes de la era Zp, porque a mí me tocó Machado, que por cierto, me encanta.
Mi agradecimiento a la inclusión entre los blog seleccionados aqui a Mi Siglo.
ResponderEliminarSeguiré éste por sus temas de interés.
Un saludo.
JJP