Deja
esculpir su alma por Yavé, del mismo modo que él trabaja la madera en con sus
manos de artesano. En silencio, se deja
hacer por el Creador. Y Dios premia su
docilidad eligiéndolo desde antes de la creación del mundo para que sea en la
tierra el padre de su Hijo.
José
no lo sabe. Vive prendado de María, la adolescente hija de Ana y Joaquín, y
pasa los días trabajando y proyectando su futuro junto a ella. La joven que va a
desposar es diferente.
María también ama el silencio, pero dice mucho con sus ojos, unos ojos que traslucen un corazón fiel, desprendido y generoso. Se diría que se sabe en todo momento mirada por Yavé y que deja traspasar la luz del Creador.
Desde
hace unos meses, María está más bella, si cabe. José no podría explicarlo con
palabras, pero cuando va a visitarla a su casa, o cuando pasean bajo la mirada
atenta de Ana, siente una felicidad extraordinaria, y piensa que el
paraíso de su Dios, del Dios de Abraham, del Dios de David, a cuya estirpe
pertenece, debe ser algo muy parecido a estar con María. Por eso no da crédito a
algún comentario que escuchó hace unos días en el mercado. Ella, su María.
¿Cómo podría ser? José la contempla. Es imposible, en Ella no cabe la opción de
ser infiel.
María también ama el silencio, pero dice mucho con sus ojos, unos ojos que traslucen un corazón fiel, desprendido y generoso. Se diría que se sabe en todo momento mirada por Yavé y que deja traspasar la luz del Creador.
Agnolo Bronzino |
Y
Yavé premia la confianza de José. El artesano sueña y cree. Lo imposible se
hace posible. Y sólo podía ser en María.
Francisco Rizi: El sueño de José, 1665 |
José
se fía. Son años de silencio, trabajando en diálogo con su Dios. Y ahora entiende
que la tierra se haga Cielo en presencia de María. Las piezas encajan, el miedo
se esfuma.
No sabe cómo, pero como la de María, su vida se hace un Sí. Aunque
se considera indigno, sigue dejándose hacer. El sentido de su existencia es
proteger, educar, amar, servir, al Hijo de Dios y a su Madre. Él, un humilde
artesano, desde un segundo plano, jugará después de Jesús y María el papel más importante
en la historia de la Redención.
Fritz von Uhde, (1848-1911): Sagrada Familia |
¡Glup!, enmudecí...¡qué regalazo a san José! ¡qué maravilla!
ResponderEliminar¡Mil gracias por compartirlo!
Gracias, amiga. Besos.
Eliminar¡Maravilloso texto!
ResponderEliminargracias por compartirlo
Muchas gracias, Clarissa.
EliminarUn abrazo.