Los sentimientos positivos propiamente humanos como el amor, la alegría o el interés nos ayudan a llevar una conducta más creativa y emprendedora, y con mayor confianza en el futuro.
Un video divulgativo de la Universidad de Navarra destaca que la calidad de nuestra vida personal depende de la capacidad de sentir y expresar las emociones de acuerdo con el valor real que las despierta, de regularlas y generar sentimientos que suplanten a los no deseables.
“Cerebro emocional: equipados para la supervivencia y la felicidad” trata de analizar el papel de las emociones en la elaboración de la propia identidad, en el comportamiento, en la salud mental y cómo influyen en la toma de decisiones.
Un sexto sentido
Una de las ideas que quedan reflejadas es que las emociones y los sentimientos se aprenden, se recuerdan y se educan. “Por ello, nuestro mundo interior se modula por la educación y la cultura. Son como un sexto sentido que podemos hacer nuestro o rechazarlo”, señala la profesora Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular y directora del proyecto.
Para esta experta, “la fuerza y el poder natural de los sentimientos de los adolescentes hacen que necesiten usar con más intensidad la corteza cingular anterior, que actúa como una alarma que se dispara si faltara equilibrio entre razón y emoción. Esta región y también el lóbulo frontal están aún madurando en esta etapa. Pero si los adolescentes tienen una fuerte motivación, son muy capaces de creatividad y autocontrol”.
El vídeo es el sexto de la serie “Los secretos de tu cerebro”, que trata de difundir de forma divulgativa los últimos avances en neurociencia sobre el cerebro. En él participa, además de la profesora López Moratalla, Carlos Bernar, especialista en Comunicación Audiovisual de la Universidad de Navarra.
“Las emociones básicas, como el miedo o el gozo por la belleza, son universales y se enraízan en los circuitos tanto innatos como aprendidos de la supervivencia animal”, afirma Natalia López Moratalla.
El video destaca cómo el miedo ante un depredador produce el automatismo de huir. En el caso de la belleza hay algo diferente, la reacción no es inconsciente ni necesariamente automática, pero también tiene relación con la supervivencia de las especies.
Asimismo, refleja cómo en los animales la falta de armonía en las extremidades, cabeza, etc. que, de hecho, es muestra de deficiencias o malformaciones, hace que ese individuo no despierte el instinto reproductor del congénere. Así la selección natural elimina imperfecciones.
Por otra parte, los artistas desde siempre han tratado de encontrar las medidas y proporciones perfectas de lo bello. El cirujano plástico Dr. Stephen R. Marquardt, por ejemplo, lleva 25 años buscando las reglas que rigen la belleza de los rostros y afirma que hay algo en el concepto de belleza que va más allá de las culturas o costumbres.
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