Un Joven universitario viajaba en el mismo asiento del transporte con un venerable anciano que iba rezando su rosario.
El joven se atrevió a decirle:
- “¿Por qué en vez de rezar el rosario no se dedica a aprender e instruirse un poco más? Yo le puedo enviar algún libro para que se instruya”.
El anciano le dijo:
- “Le agradecería que me enviara el libro a esta dirección".
Le entregó su tarjeta que decía: Luis Pasteur, Instituto de Ciencias de París.
El universitario se quedó avergonzado. Había pretendido darle consejos al más famoso sabio de su tiempo, químico y bacterólogo, estimado en todo el mundo y devoto del rosario.
Albert Edelfelt, (1854-1905): Louis Pasteur (1822-1895) en su laboratorio. |
Es que la ignorancia es muy atrevida.
ResponderEliminarGracias. Me ha encantado.
Un beso.
¡Qué lección de humildad! Bonita historia.
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