Cada día, desde el domingo de Resurrección hasta el día de Pentecostés, a las 12 del medio día, millones de voces en todo el mundo saludan así a la Madre de Dios:
Reina del cielo, Alégrate, aleluya.
Porque el que mereciste llevar en tu seno ; aleluya.
Resucitó, como dijo; aleluya.
Ruega a Dios por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
Porque ha resucitado verdaderamente el Señor; aleluya
Oremos.
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre,
la Virgen María, alcancemos el goce de la vida eterna.
Por el mismo Cristo, nuestro Señor.
Amén.
Reina del cielo, Alégrate, aleluya.
Porque el que mereciste llevar en tu seno ; aleluya.
Resucitó, como dijo; aleluya.
Ruega a Dios por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
Porque ha resucitado verdaderamente el Señor; aleluya
Oremos.
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre,
la Virgen María, alcancemos el goce de la vida eterna.
Por el mismo Cristo, nuestro Señor.
Amén.
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