jueves, 30 de abril de 2009

Datos contra tópicos

La oposición de la Iglesia a los preservativos favorece la expansión del sida.

Es ilógico pensar que personas que no siguen las enseñanzas de la Iglesia y tienen relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio, vayan a decidir no usar preservativo sólo porque lo diga la Iglesia. De ser cierta esta acusación, las tasas de sida serían más altas en los países con más católicos, y no es así. En Botswana, hay entre un 4% y un 5% de católicos, y un 23,9% de la población adulta es seropositiva; en Sudáfrica -6% de católicos-, un 18,1% de población adulta está infectada. En cambio, en Uganda, donde hay más de un 40% de católicos, la prevalencia del VIH es del 5,4%. En Angola, con un 55% de católicos, la tasa de infección es del 2,1%. Esto no implica que el catolicismo sea la panacea, pero tampoco es el problema. Más bien es el camino de la solución.

No se pueden cambiar los hábitos sexuales. Van a tener relaciones sexuales de todas formas, que al menos lo hagan protegidos.

En Uganda, entre 1989 y 1995, los jóvenes que practicaban la abstinencia pasaron del 31% al 56% en los chicos, y del 26% al 46% en las chicas. Los hombres que tenían relaciones con tres o más mujeres pasaron del 15% al 3%. La tasa de VIH pasó del 21% en 1991 al 6,4% en 2005, con un gasto de 0,23 dólares por persona. El doctor Filippo Ciantia, un médico ugandés que fue testigo del comienzo de la epidemia en su país y de la lucha contra ella, ha afirmado que, «en cada país africano donde ha descendido la tasa de seropositivos, ésta ha estado precedida por un descenso del sexo casual y de las múltiples parejas». En un documento que firma con otros siete médicos ugandeses, cita los casos de Kenia, Zimbabwe, Zambia, Etiopía o Malawi. Con tan poca fe sobre la posibilidad de cambiar los hábitos, ¿para qué se invierte en campañas sobre el tabaco o el alcohol?




El éxito de Uganda no lo es de la Iglesia, porque usan la estrategia ABC de la ONU, que incluye el preservativo.

No es lo mismo tolerar el preservativo como último recurso para grupos reducidos donde no se logra cambiar la conducta -estrategia ABC-, que hacerlo de forma generalizada. La ONU parece haber tomado este camino, repartiéndolos por miles de millones. El informe de ONUSIDA de 2008 menciona 149 veces los preservativos; la abstinencia, sólo seis y de forma negativa, igual que la fidelidad -una vez-. En cualquier caso, las estrategias exitosas en la lucha contra el sida están más cerca de la actuación de la Iglesia que de la de la ONU.

Vale, el preservativo no es la única solución. Pero que el Papa diga que agrava el problema...

Es difícil probar con cifras el fenómeno, muy estudiado por los epidemiólogos, de la compensación de riesgo, según el cual un aumento en la sensación de seguridad aumenta también las conductas arriesgadas. Sobre el papel, esto no tendría por qué ser así, pero lo es. La semana pasada, Alfa y Omega citaba el caso de Camerún, donde, entre 1992 y 2001, las ventas de preservativos aumentaron de 6 a 15 millones, pero la tasa de sida se triplicó. Otro ejemplo de Uganda: según un informe gubernamental, la tasa de VIH entre las personas que habían usado preservativo alguna vez era, en 2005, más alta que entre los que no lo habían usado.

Incluso en Uganda, en los últimos años ha habido un repunte en los casos de sida.

Efectivamente, y se ha utilizado para alegar que los cambios de comportamiento no permanecen a largo plazo. Sin embargo, como ya informó Alfa y Omega, el coPresidente de su Comité Nacional de Prevención del Sida, Sam Ruteiraka, denunció, en junio del año pasado, en el Washingon Post, que asesores extranjeros habían eliminado repetidamente de los documentos del Plan Estratégico Nacional las referencias a la abstinencia y la fidelidad. Fue entonces cuando la tasa de VIH repuntó.

María Martínez en www.alfayomega.es


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los mensajes de valientes anónimos no serán publicados en este blog.