sábado, 25 de abril de 2009

Flores en el erial

Siempre me he preguntado que es lo que hace que las personas reaccionemos de modos tan diversos ante una misma situación. Lo vemos en los miembros de una misma familia. Los hijos, aún recibiendo la misma educación, viven y entienden la vida de modos distintos. Supongo que entra en juego la libertad individual.
También me admiro de este “riesgo” que Dios corre con nosotros, al hacernos libres para quererle o no.

Estoy leyendo Mala tierra, de María Vallejo- Nágera, cuya protagonista, Anne Sophie, sufrió desde su más tierna infancia todo tipo de vejaciones, abusos sexuales, y maltrato físico y psíquico por parte de sus padres, hermanos y vecinos. A pesar de su durísma infancia, ha sabido sobreponerse a todos esos escabrosos episodios y en la actualidad dedica su vida, como religiosa a la defensa de la familia y el no nacido.

¿Qué será lo que hace que las mismas desgracias que a unos llevan al suicidio, a la drogadicción, al alcoholismo, al crimen; lleven a otros a intentar perdonar, a aprender a amar, a dar su vida por los demás?

¿Qué es lo que hace que una vida de fruto a pesar de crecer rodeada de odio?

Sin duda, pueden crecer flores en un erial.



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